R. Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaecheverría ya habían terminado el guión y habíamos hablado antes por teléfono un par de veces por algún detalle, en ese viaje los conocí personalmente a los dos en Madrid y charlamos un poco más sobre el proyecto, pero yo no sabía que él viajaría a Cartagena a entregarme el premio, fue una sorpresa que me preparó la gente de Mandarache.
P. Por encima de Soler y Orejudo, CRÍMENES IMPERCEPTIBLES ganó el premio mandarache de cartagena, que recibiste de Álex de la Iglesia... Y eso? Ya estaba metido en la adaptación de la novela? Fue allí donde le conociste?
P. Cómo describirías a Álex de la Iglesia?
R. Ya me había impresionado mucho como director antes de que imaginara siquiera con que dirigiera esta película, sobre todo con Crimen Ferpecto y El día de la bestia. Tiene una creatividad arrolladora y una fuerza visual extraordinaria. Y la característica que yo más admiro en los artistas: es verdaderamente original. Como persona es graciosísimo, abierto, muy franco. Además, y muy importante: sabe escuchar. Y tuvo ese gesto tan generoso de hacer el viaje a Cartagena cuando apenas me conocía.
P. Has participado en la elaboración de Los crímenes de Oxford?
R. No, salvo que tuvieron la delicadeza de hacerme conocer el guión preliminar y pude conversar un poco con ellos sobre este borrador.
P. Leí que tu novela está influida por la concisión y los temas de borges (creo que escribiste un ensayo sobre su obra y las matemáticas). La película muestra el asesinato como una ecuación matemática, y destripa las claves del cine negro visitando, sobre todo, a hitchcock. Lo ves así? Cuáles crees que son las analogías y diferencias fundamentales entre peli y libro?
R. La novela tiene la atmósfera de un policial inglés clásico, pero hay hacia el final un desplazamiento sorpresivo con respecto a los roles de los personajes. La película se mantiene fiel a las líneas generales de la novela, pero la información está más concentrada y tiene, creo, un ritmo más vertiginoso. En la novela hay más variedad de tiempos narrativos, más detenciones en diálogos. Las discusiones bastante precisas sobre lógica matemática de la novela están reemplazadas por una discusión filosófica más general sobre la cuestión de la verdad.
P. Hay puntos en común entre la novela y tu vida: eres matemático e hiciste el posgrado en Oxford, como el prota de tu novela... Fue entonces cuando nació la semilla de la novela?
R. Fue hacia el final de mi estadía allí. No había logrado escribir nada en esos dos años, y me dije que debía recuperar el tiempo “perdido” con una novela que transcurriera en Oxford.
P. Qué te pareció la película? Era lo que esperabas? Me podrías decir lo que más y lo que menos te gusta de la adaptación?
R. La película, desde el primer proyecto, fue escalando más allá de lo que yo nunca hubiera imaginado: primero la decisión de Alex de la Iglesia para dirigirla, luego la incorporación de John Hurt y Elijah Wood, junto con Leonor Watling y esa otra gran actriz, Julie Cox, que yo no conocía, pero que se roba la pantalla en el papel de Beth. Está incluso una de las actrices de Hitchcock, Anna Mossey. Además, la rodaron íntegramente en Inglaterra, con locaciones increíbles. Lo que más me gustó de la adaptación fue la idea crucial de Alex de la Iglesia de darle un protagonismo mayor a John Hurt. En la novela el personaje gana por estar en sombras, y por su laconismo. En la película es otra clase de personaje, mucho más dominante, que usa la máscara del histrionismo. Una composición avasalladora y extraordinaria. Lo que menos me gustó: que cambiaran el tenis por el squash!
P. La película se plantea dilemas matemático-filosóficos. Te planteo alguno:
Crees que la realidad puede explicarse esencialmente por las matemáticas, o que estas sirven siempre para discernir los verdadero de lo falso?
R. No, claro que no. La “realidad” tiene facetas múltiples que van desde lo político social a los pliegues íntimos de la mente humana. En cada dominio en particular hay una forma de aproximación racional y de contrastatación para acercarse a una noción de verdad. Cuando la “realidad” se refiere a cuestiones en las que se involucran leyes físicas, o biológicas, o de economía, las matemáticas pueden ayudar a construir modelos y paradigmas de verdad. Las matemáticas, por otro lado, son flexibles, y ayudan a imaginar conceptos sutiles, como una rama milimétrica de la filosofía.
P. Y, como Wittgenstein, crees que el sentido del mundo tiene que residir fuera de él?
R. Supongo que Wittgenstein diría “fuera del lenguaje”. Allí están todas las figuras posibles, el sentido es una elección humana. Es la vieja cuestión de los monos que aporrean infinitamente una máquina de escribir y entre todas las frases que aparecen también están los sonetos de Shakespeare. Los monos, por un proceso de exhaustión, pueden escribirlas, pero no podrían señalarlas.
P. Lo primero... Qué estás haciendo, laboralmente, ahora?
Escribiendo alguna novela?
R. Estoy terminando un libro de cuentos, que se llamará Los reinos de la posición horizontal.
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