Hacia una nueva novela policial / Cid

Prof. Claudio Cid
Universidad Católica de Córdoba

En este encuentro de Jalla 2008, donde el eje es “Globalización y Latinoamericanismo”, nos pareció importante  ver las repercusiones  en Latinoamérica, más precisamente en Argentina, de los cambios que está teniendo la novela policial en el resto del mundo.
Cuando en el título nos referimos a  una nueva novela policial, estamos hablando de  nuevos escritores, que no han pasado desapercibidos a nivel americano o mundial como son el caso de Guillermo Martínez o de Pablo De Santis, con sus novelas, Crímenes Imperceptibles y El Enigma de París, respectivamente.
Vemos necesario antes de adentrarnos en la problemática, precisar un poco el panorama del relato policial en el resto del mundo.
El surgimiento del relato policial normalmente está unido a la emergencia de las sociedades de masa a mediados del siglo XIX, lo que corresponde a las migraciones, el crecimiento urbano y la constante convivencia con nuevos grupos  sociales despertaron una mayor cantidad de miedos y peligros, es decir, la sociedad ordenada se convierte repentinamente en caótica. El relato policial, sobre todo el de vertiente inglesa, la indagación y desenmascaramiento de los culpables, reestablece en cierta medida ese orden.
Transcurrido casi un siglo y medio de la aparición  del primer relato policial, Los crímenes de la Rue Morgue de Edgar Allan Poe en 1841, tanto el relato policial, así como la novela, pasaron por distintos cambios, que fueron poco a poco modificando el género. Desde principios del siglo XXI se ve este cambio a nivel  mundial, en las novelas de Andrea Camilieri (Italia), Eduardo Mendoza (España), Bernhard Schlink (Alemania) y Henning Mankell (Suecia).   
Por su parte la narrativa argentina ha producido un cambio de 180 grados en los últimos veinte años; a partir de los años 80 se establece una novela que se la puede catalogar dentro de lo que conocemos como novela negra o policial negro y a principio del 2000 hay un regreso a la novela de misterio o de enigma , de la mano de escritores como Juan José Saer con La pesquisa, Juan Pablo Feimann con El cadáver  imposible, Pablo de Santis con Filosofía y Letras .
La pregunta que nos debemos hacer es en qué radica esta nueva novela policial o, en todo caso, qué la diferencia de la clásica novela de enigma. Y la respuesta  la podemos encontramos en lo que Bajtín llamó la “arquitectónica” de la misma; es  decir, cómo estos escritores van construyendo el relato ficcional, y qué variantes han introducido.
Josefina Ludmer en su libro El cuerpo del delito. Un manual, nos dice que el relato policial es un relato de fronteras, fronteras entre diferentes culturas; nosotros diremos que lo que se establece es un diálogo entre distintos discursos  con el discurso de la narrativa policial.
 Al escritor no le interesa tanto mostrar cómo se resuelve el misterio, sino, que operaciones mentales, lógicas, se realizan por parte de los personajes.
Empecemos nuestro recorrido con Guillermo Martínez, y su novela Crímenes Imperceptibles, publicada en el año 2003 y reeditada últimamente en el 2007 y 2008.
En cuanto a la trama nos encontramos con un joven matemático argentino que viaja a Oxford para realizar una especialización en Lógica y por una cuestión del azar se encuentra envuelto en una serie de crímenes  que junto con Seldon, profesor de Lógica de la Universidad de Oxford, deberán resolver para no quedar inmersos en los mismos.
A medida que avanza la trama vemos que el discurso novelístico se va cruzando con discursos de otras ciencias, como es el de la matemática o el de la lógica.
Desde  la matemática se incorpora el teorema de la Incompletitud de  Gödel, el mismo se relaciona con el concepto de verdad y la  posibilidad de poder demostrar la misma ; es decir, que ningún sistema axiomático es totalmente cerrado, sino que siempre está abierto , llevándolo al campo de la verdad o la justicia , existirián ciertos enunciados que  sería imposibles  demostrar su verdad o  falsedad.
A este teorema le agregamos el principio de incertidumbre  de la física cuántica y obtenemos que el problema no radica en el análisis de los grandes sistemas, sino que se va complejizando en la medida que se analicen sistemas más pequeños como los subatómicos donde van a ir apareciendo distintas paradojas lógicas, en síntesis todo es una cuestión de escalas.

“Los enunciados indecidibles que había encontrado Gödel debían corresponder a una clase de mundo subatómico, de magnitudes infinitesimales, fuera de la visibilidad matemática habitual. El resto fue definir la noción ad  ecuada de escala. Lo que probé básicamente, es que si una pregunta matemática puede formularse dentro de la misma ‘escalas’ que los axiomas, estarán en el mundo habitual de los matemáticos y tendrá una demostración o una refutación. Pero si su escritura requiere una escala distinta entonces corre peligro de pertenecer a ese mundo sumergido, infinitesimal, pero latente en todos lados, de lo que no es ni demostrable ni refutable” (C.I.:66-67) .
           
Esta cita nos refleja aproximadamente en qué campo nos vamos a estar moviendo en el momento de la lectura, es decir, Martínez nos lleva a recorrer un camino en el que la verdad, o un hecho, puede considerarse verdadero aunque aparentemente no lo sea; sino que la perspectiva desde la cual se lo enfoque o el sistema que se utilice para comprobarlo es el que va a determinar la validez del mismo.  
Con esto ,  pondrá en tela de juicio el modus operandi de la policía y en general la criminología señalando dos errores fundamentales : por un lado que los investigadores se aferran a las evidencias físicas con las cuales se encuentran , y por otro, la adherencia a hipótesis simples cuando las evidencias físicas no las  contradigan; esto sucede “No sólo porque la realidad puede ser naturalmente complicada sino, sobre todo, porque sí el asesino es realmente inteligente, y preparó con algún cuidado su crimen, dejará a la vista de todos una explicación simple, una cortina de humo, como un ilusionista en retirada” (C.I.:71)
De esta forma se pueden explicar los “crímenes imperceptibles” que dan título al libro y que suceden a lo largo de la historia, los mismos que a la vista de la policía son  una serie de homicidios producidos por un asesino, lo son en la medida  del razonamiento que se tiene en el momento de la investigación y de las  evidencias físicas que van encontrando, a lo que hay que añadirle las hipótesis que se van elucubrando y aceptando por verdaderas por el hecho de que quiera creer que es un asesino serial y que por lo tanto debe encontrar crímenes a cada momento.
 Un  crimen imperceptible es “un crimen que nadie viera como crimen. Un crimen verdaderamente imperceptible, me di cuenta,  no necesita ni siquiera ser un crimen” (C.I.:227) , diría Seldom al finalizar la novela.
 En  la novela de Pablo De Santis , El enigma de París , el autor nos lleva a la especulación que se puede hacer entre la noción de enigma y su correspondiente revelación .
La historia se sitúa en el París de 1889, a días de realizarse la Exposición Universal al cumplirse los 100 años de la Revolución Francesa, y con ésta la reunión de doce de los mejores investigadores del mundo con sus asistentes. La muerte de uno de ellos va a poner en marcha la investigación  por parte de los demás investigadores. Si bien esa es el eje en el cual va a girar la novela, lo que vemos más interesante es la discusión filosófica que se entabla sobre el crimen.
A diferencia de Martínez, De Santis no recurre a los diversos problemas que se entablan con las paradojas matemáticas, sino a través de historias metadiegéticas que se van contando por sus protagonista y que constituyen el entramado de la novela  y matizadas por las diferentes relaciones humanas que se dan entre ellos; De Santis pone su énfasis en la imagen del detective.
Lo primero que se destaca es el hermetismo y recelo con que estos investigadores van a guardar sus métodos, sus artefactos, sus armas secretas; pero la pregunta es en qué reside el trabajo de un detective y la respuesta  se equipara a jugar con un pizarrón mágico donde se escribe con un lápiz y después de borrado queda un dibujo secreto en la pizarra
“Así, señores, es la relación entre los enigmas y su revelación. En la superficie no dejamos de acumular pruebas, pistas, palabras;¿ quién de nosotros no ha sentido el mayor desasosiego ante esta cantidad de cosas intrascendentes que se nos vienen encima? En el teatro el detective siempre dice ‘Caramba, el asesino no ha dejado ninguna pista’, pero en la vida real nunca nos pasa eso: nos enloquece la cantidad de pistas y el trabajo que estas exigen. Y somos nosotros los esclavos del método y de la intuición, los que a la superficie veces llegamos a rasgar la superficie llena de trazos insignificantes, con la que se ganan su sueldo los policías, para encontrar en el fondo , en la lámina negra, la verdad escondida” (E.P:94-95)     

Hasta este momento vemos que los mismos errores que encuentra Martínez en los policías los encuentra el autor de El Enigma de París, esta obsesión con las pruebas físicas y como esto nos puede llevar a resultados muy ocultos y en algunos casos hasta pueden llegar a ser triviales.
El segundo interrogante con que nos encontramos es, cómo nace un detective, cuál es su historia y nos dice“…Los detectives siempre somos hombres  de pasado oscuro. Nos inventamos nuestro pasado, porque nuestra carrera no cuenta con instituciones que la sostengan, como los médicos o los abogados. Tampoco contamos con esa institución superior, la guerra, que sostiene la reputación de los militares. Nos hacemos a nosotros mismos”(E.P.:123). Lo interesante en esta cita es que si bien la novela se desarrolla a finales del siglo XIX, la influencia de las instituciones en la creación de ese capital simbólico no nos es ajena, la construcción de una identidad por medio de los discursos que esta puede llegar a proveer es importante para estos detectives.
Otro punto interesante para rescatar en ambas novelas es la utilización de intertextos  literarios que dialogan junto con los otros: en el caso de Martínez se puede apreciar en la base, como cimiento de su novela, la influencia del cuento de Borges La muerte y la brújula , cuya lectura nos aproximaría al esqueleto de la novela , aunque la acción se sitúe en otro tiempo y espacio; en cambio De Santis recurre a la poesía de Nerval  y cita el poema El desdichado que aparte de hacer una excelente traducción e interpretación del mismo lo utiliza a modo de homologación   con los secretos que en ocasiones resultan imposible de ser resueltos


“…es capaz de dar una versión alegórica de la alquimia y de los misterios, es el artista capaz de poner en palabras esas otras artes secretas. Y el resultado de esa operación verbal es tanto o más importante que su contenido. Lo que necesitaba Nerval no era que supieramos el secreto; lo que le interesaba era señalar que había un secreto imposible de resolver” (E.P.:161)

Para ir uniendo los hilos que nos fuimos planteando y relacionarlos con el título; hablamos de una nueva novela policial en el sentido que los cambios que ha  sufrido  dentro de la tradición literaria argentina es la  profundización sobre todo en el ámbito filosófico de lo que encierra el misterio, el crimen y sus procesos de resolución.
En el caso particular de Martínez encontramos el diálogo que se establece entre dos géneros secundarios como lo son el literario y el científico; y De Santis en el proceso continuo de  repensar la novela policial en sus bases filosóficas y metadiscursivas.
Por otro lado los autores retoman en diferentes formas discursos literarios que en algunos casos sirven de sustento y en otros nos sirve como un flash estético dentro de todo el discurso policial.  
Tanto Martínez como De Santis muestran a lo largo de sus obras, respectivamente, esa variante arriba enunciada; con esto no queremos decir que se haya eliminado los otros tipos de relato policial, pero sí que se está produciendo un cambio; si bien  la novela policial en su génesis se la relaciona con la emergencia de la sociedad de masas en el siglo XIX donde trataba de restablecer el orden y desenmascarar a los culpables , actualmente ésta deja de ser en cierto modo una posible denuncia , como lo fue la novela negra en la década del 80 y 90 contra el abuso de poder y los  distintos niveles de corrupción del Estado y pasa a ser una novela que lleva al lector a cuestionarse sobre lo que es la verdad y los distintos procesos para su demostración ; al mismo tiempo es  una forma de rever  la noción de delito.
El éxito de la pesquisa está puesto en el conocimiento que tiene el detective de los códigos que rigen la sociedad en la que vive y que le permiten reconstruir los diferentes razonamientos de los criminales. Estos están ligados a los cambios que se producen dentro de la matriz social, cultural e institucional   



Bibliografía

CEREZO, Martín (2007) Poética del relato policíaco. Universidad de Murcia, España
DE SANTIS, Pablo (2007) El enigma de París. Ed. Planeta, Argentina
LUDMER, Josefina (1999) El cuerpo del delito. Un manual. Ed. Perfil, Argentina
MARTINEZ, Guillermo (2007) Crímenes imperceptibles, Ed. Planeta. Argentina

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