Antiguos cuentos de brujas, Jorge Accame, Edhasa, 2015.
Hubo un tiempo en que
mujeres desdentadas removían calderos y oficiaban el amor y la muerte con
filtros mágicos y venenos insidiosos. En ese tiempo los relatos de brujas
infundían terror sin preguntas y se escuchaban con asentimiento silencioso
entre las personas de todas las edades. Hubo un tiempo en que la Inquisición
clasificó todas las formas y disfraces posibles que podían adoptar estas
siervas del Diablo. El Malleus Maleficarum, esa tipología
obsesionada, se proponía no dejar a ninguna fuera del abrigo purificador de las
llamas. Poco a poco esos tiempos pasaron. El Iluminismo y las dentaduras
postizas hicieron su parte y las brujas quedaron confinadas a los terrores de
la infancia, a las ilustraciones estereotipadas de libros para niños.
La compilación extraordinaria de Jorge
Accame, su recorrido por varias épocas y culturas, desde la Antigua Grecia
hasta el Sur de América, y sobre todo, el sortilegio invisible de su trabajo de
reescritura, logran lo que parecía ya imposible: devolver a esos antiguos
cuentos de brujas su terror primordial, y lograr que nos contagien todavía el
asombro y el estremecimiento, como si estuviéramos otra vez alrededor de un
fuego, en la intemperie de un bosque susurrante y en la soledad de una noche
que no cesa.
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