Lazos simbólicos y materiales del lector con la obra


Cuestionario para una tesis doctoral (Martina Leunda)

¿Cuáles crees que son los lazos simbólicos y materiales, que unen al lector con el autor de una obra?

Creo que el único lazo debería ser la lectura (y a veces la relectura) de las obras. O también, para los lectores fieles, ese segundo lazo que es la figura en el tapiz que conforman las sucesivas obras de un autor. Desgraciadamente, estamos en una época en donde interfiere demasiado (y a veces predomina) la imagen del escritor: los gestos de malditismo, su club de preferencias estéticas, sus círculos áulicos, sus declamaciones políticas, su lugar de veraneo, la marca de su ropa... Hay también a veces una identificación de clase o sociológica con los escritores: el lector de Palermo preferirá quizá a cierto escritor de perfil “cool” (pero a veces, por oposición y nostalgia, también a otro que pueda impostar la brutalidad o el buen salvaje). Etcétera.



¿Pensás que los escritores que aún no se han consagrado se ven condicionados por los nuevos formatos, soportes y la circulación actual del arte a la hora de escribir?

Más que condicionados, creo que podrían haber sido herramientas de liberación, con un potencial muy interesante, aunque quedaron finalmente como oportunidades desaprovechadas. Basta ver lo que fue la ebullición de blogs hace unos pocos años y el desierto actual, ahora que esos bloggers inicialmente tan desafiantes, que iban a cambiar la historia de la literatura y la edición, descubrieron que desde twitter también podía insultar y no era tanto trabajo. La deserción de los escritores de blogs en favor de twitter merecería por sí mismo una tesis, o al menos un artículo, sobre el factor de la pereza en la era de los medios digitales.

¿Coincidís con los que creen que si la obra es buena sobrevive a cualquier contexto social o pensás que hoy en día es importante cómo se presenta la misma?

Nunca creí que fuera verdad que “si la obra es buena sobrevive a cualquier contexto social”. Incluso los clásicos, como ya observó Borges, no siempre traspasan fronteras o épocas. Puedo recordar muchas obras para mí excelentes de una o dos generaciones atrás que no sobrevivieron ni siquiera al cambio de tendencia académica. Basta pensar en todas las obras con “contenido social” o “compromiso político” que el posmodernismo declaró obsoletas. Basta pensar en la obra de Borges, despreciada o ignorada por la universidad hasta los 70, cuando ya era la obra de Borges completa...
Creo que ahora vivimos una época de transición, en que el libro sobrevive, pero con una pérdida de fe en la lectura tal como la conocemos. Lo que viene en el futuro para mí será algo mejor: la liberación del soporte material dará la posibilidad de reunir en un mismo dispositivo liviano toda la biblioteca de Babel. Y, más aún, recobrar una infinidad de libros del pasado. Y olvidarse también del problema de los libros descatalogados. Todo libro tendrá en principio una existencia eterna. Igualmente la cuestión de “la presentación” de una obra siempre será un problema: cómo darle un marco, cómo llamar la atención sobre sus características, cómo hacerla llegar a los lectores, sólo que la figura del editor deberá mutar cuando estén todas las obras a la misma distancia de un click.

¿Qué pros y contras existen en la literatura dentro de la era de la tecnología?

El pro es que se acaba la figura del escritor frustrado. Si te rechazan un original en setenta editoriales, igualmente lo subís online y quedará allí por la eternidad, a la espera de que la posteridad haga justicia y te reconozca. No alcanzo a ver una contra excesiva: en algún momento toda la literatura estará disponible online, posiblemente de manera gratuita, o casi gratuita. La dificultad será guiarse, y establecer las jerarquías. En el mundo del papel, esas jerarquías las establecen algunas editoriales, algunos suplementos, algunos críticos. Supongo que con el paso del tiempo, también aparecerán guías reconocibles, que quizá te permitan eludir ese manuscrito que habían rechazado setenta editoriales.

¿Considerás que cada vez es más difícil vivir de la literatura o notas que hoy los nuevos escritores tienen un mayor acceso a herramientas que cuando vos empezaste no tenías?

Hoy es mucho más fácil publicar un primer libro (con respecto a los años 90). Basta pensar que en esa época había sólo cuatro o cinco editoriales, y ninguna tenía prevista una colección de nuevos autores (a veces ni siquiera una colección de literatura argentina). Hoy hay un auge de editoriales independientes pequeñas o medianas que permiten que se den a conocer una cantidad de nuevos nombres. Vivir de la literatura en Argentina siempre fue difícil, pero hay varios oficios conexos que practican los escritores (talleres literarios, cursos, traducciones, periodismo, la caza y pesca de premios y subsidios) y que les permiten sobrevivir mientras tanto (mientras hacen lo único que importa: seguir escribiendo).

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