Entrevista de Victoria Hoyos, publicada en la revista Arcadia (Colombia),
con el título “Un escritor y sus registros”, junio 2015.
Me tomo un café con
Guillermo Martínez en un lindo bar del barrio porteño de Belgrano. La tarde
está nublada pero él está muy tranquilo y conversamos fluidamente. Escritor y
matemático, ha ganado diversos premios literarios como el Premio
Hispanoamericano de Cuento García Márquez en Colombia con el libro de relatos
Una felicidad repulsiva.
Algunos críticos han dicho que los escritores siempre
navegan sobre los mismos temas u obsesiones ¿cree que eso es verdad? Y si es
así ¿Qué elementos recurrentes están en usted a la hora de crear?
No creo que sea así,
los escritores se pueden dividir en dos maneras. Están los que siempre tocan la
misma tecla, manejando el mismo estilo y navegando en la misma zona y los escritores
que intentan registros muy diferentes, como por ejemplo Thomas Mann, por dar un
caso. Yo me siento identificado con la variedad de registros. En mis cuentos
está el registro familiar, también el político, erótico, el género de terror.
Mis novelas también son diferentes en ese sentido. La novela de iniciación
fáustica llamada Acerca de Roderer, después una novela de escritores que es La
mujer del maestro, una novela policial, cuasi inglesa Crímenes imperceptibles,
luego una especie de policial psicológico abstracto que es La muerte lenta de
Luciana B, y después una novela erótica que es Yo también tuve una novia
bisexual.
Si reconozco una
recurrencia en el sentido de que en todas mis novelas sigo lo que yo llamo una
“línea teórica del conocimiento”, y hago pesar ese tema dentro de la trama
dramática. Por ejemplo, en Acerca de Roderer cómo se podría recrear el mito
fáustico en el mundo contemporáneo a través de las matemáticas.
¿Cuál tema disfrutas más, en dónde te sientes más cómodo?
Me gustan las novelas
donde hay escritores, porque me permiten naturalmente explicar algunas cosas
sobre la literatura, pero a la vez pienso que allí hay algo de un perro que se
muerde la cola, entonces a veces es mejor jugar con otros personajes. Me
divertí mucho con Crímenes imperceptibles, pero con La muerte lenta de Luciana
b pude finalmente aunar en diferentes mundos que había en mis novelas
anteriores.
Me llamó la atención en el cuento “Help me” del libro Una
felicidad repulsiva, la vejez expuesta allí no solo como un elemento fantástico
sino como aquella instancia triste de abandono y a la vez repulsión. ¿Era esa
la intensión en ese cuento?
Si, acá juego con
algo que está en el borde de lo fantástico, algo cuasi vampírico. Esa mujer que
de alguna forma en su aspecto exterior lograba disimular esa vejez, aunque algo
se filtraba. En el momento crucial donde está en la cama y él ve su pubis blanco,
algo que es de una vejez milenaria y que le da al protagonista terror y
repulsión. Entonces, sin salir de lo real, es algo que le puede dar al lector
diversas fuertes sensaciones, quizá la
mujer haya querido transmitir una regeneración de su juventud a través de una
manera vampírica, pero en general la pretensión es ese contraste entre la
belleza y el elemento de horror.
La composición de una novela comprende la búsqueda de un
punto imaginario desde el que uno pueda divisar el todo. Es curioso, porque has
dicho que imaginas tus novelas siempre desde el final ¿Tiene esto relación con
las matemáticas o a qué crees que se deba esto?
No, se debe a mi
formación como cuentista, es claro eso. La gran mayoría de mis novelas se me
aparecieron primero bajo la forma de un cuento. Después en el momento de
escribir se fueron ampliando, aparecieron esos costados teóricos, dimensiones.
Y cuando uno escribe un cuento, siempre imagina el final, o por lo menos en mí
caso. Por eso están estructuradas de atrás hacia adelante. En los cuentos hay
algo del arte del ilusionismo, algo falseado que el lector recibe en un primer
plano, es un elemento ilusorio. Entonces lo que yo veo inicialmente es como los
elementos van a distorsionarse. Justo en Help me, sabía que el protagonista iba
a sorprenderse en esa habitación viendo ese pubis canoso y que ese sería el
elemento final del desenlace.
Hablaste alguna vez sobre referentes literarios muy
fuertes a la hora de escribir como Henry James, Mann, Capote ¿De los
latinoamericanos, aparte de Borges quienes te han inspirado o a quienes
admiras?
Me gusta el cuentista
uruguayo Heriberto Hernández, por supuesto Cortázar. Casi todos los escritores
tenemos como un ADN de los rasgos de Cortázar, muy presentes Vargas Llosa, fue
quien más me intereso del boom. Carpentier y García Márquez, sobretodo sus
novelas cortas, muy cercanas al policial norteamericano como La Mala hora, o La
Hojarasca.
¿A qué atribuye el éxito de sus obras?
No sé si éxito, pero
me sorprendió Crímenes imperceptibles, porque en ella quería mostrar el mundo
de los matemáticos, como hablan, las clases de ideas que tienen y pensé que no
sería una novela fácil de entender. Ahora la leen chicos que están en el
secundario y los grandes. Pienso que allí el éxito está en poderla leer en
diferentes niveles, un policial llano, como una reflexión epistemológica y a un
nivel matemático, entonces le llega a diversos públicos. Después fue llevada al
cine. Y Acerca de Roderer sigue reeditándose desde el 92, porque también le
llega a chicos y a grandes, entonces ambas generaciones se identifican.
¿Ha sentido el terror de la página en blanco?
No, he tenido más
bien largos bloqueos, son momentos en que uno escribió algo y está a la espera
de la buena continuación, quizás uno siente que la novela ya avanzó por un
camino que quizás no sea el mejor, entonces no saber si retroceder, cambiar
algo o arreglarlo más adelante. Sentís que fallan las transiciones, entonces
está el cómo resolver esos momentos. Las dificultades a veces te dan soluciones
más ingeniosas. Es decir, uno cree que las cosas van a ser de cierto modo, pero
no y a la vez surge un giro que las hace mucho más interesantes.
Yo ahí coincido con
las matemáticas, con un teorema por ejemplo. Crees tener en la cabeza una
demostración rápida y elegante, pero hay casos que no consideraste y no puedes
resolverlo de inmediato, entonces debes ver como desmembrarlo, como encontrarle
la solución. Hago como los guionistas, una especie de escaleta, a veces un
capítulo se transforma en otra cosa. Y así no solo acelero los acontecimientos
con este tipo de formato, los ordeno.
¿Estas ahora en algún proyecto?
Ahora estoy con una
novela larga, trata sobre los experimentos con los niños, para ver como
aprenden. Es la historia de un chico que nace en una secta, hay un psicólogo
que diseña algunos experimentos para ver cómo se forman algunos conceptos en la
mente de los niños y el chico es el conejillo de indias de ese médico. Hará un
recorrido sobre el tema de la inteligencia artificial y será entre los años sesentas
y setentas.
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