1. 1. Usted es el
autor de varias novelas y colecciones de relatos cortos, pero también se ha
doctorado en Lógica por la Universidad Nacional de Buenos Aires en Argentina
y más tarde hizo un postdoctorado en la Universidad de Oxford. ¿Existe un mismo
proceso mental, una ley universal, detrás de las matemáticas y la literatura?
¿Dónde está el punto de encuentro entre las dos?
Creo que
hay una analogía en cuanto a los procedimientos mentales, al menos en mi caso.
Uno tiene en principio un atisbo mental en un cielo algo confuso de ideales
platónicos, ya sea de un patrón matemático, o de la clave para una prueba (en
el caso de la matemática), ya sea de un personaje, un fragmento de diálogo, el
final para un cuento, (en el caso de la literatura). A partir de esas primeras
imágenes hay un proceso racional también similar en cuanto a clarificar,
aguzar, extremar aquello entrevisto, hasta darle una forma más nítida y
convincente. Y también al momento de transcribir al papel hay similitudes: esa
es la piedra de toque de las ideas, y tanto la primera intuición matemática,
como la primera intuición para un relato, se ponen a prueba y se transforman y
cobran “astucia” en la tensión entre lo pensado inicialmente y el duro ensayo y
error de la codificación por escrito.