Entrevista publicada
en La Gaceta de Tucumán con el título “Guillermo Martínez, el autor que leimprime filosofía al enigma criminal”, octubre 2016.
El escritor y
matemático visitó la ciudad para estrechar las manos de Borges y Wittgenstein.
En el universo de
Guillermo Martínez, las literatura, la filosofía del lenguaje y la matemática
se transforman en tres perros que forman un círculo para morderse mutuamente la
cola. Y la rueda empieza a girar y a girar y a girar dejando a su paso más preguntas
que respuestas, más cuestionamientos que verdades absolutas, y sobre todo mucho
más vértigo que abulia.
Con esos enigmas que
lo apasionan apretados en su valija, el autor de “Crímenes imperceptibles” -la
novela policial llevada al cine por Álex de la Iglesia como “Los crímenes de
Oxford”-, desembarcó en Tucumán ayer para compartir su conferencia “De Borges a
Wittgenstein: series lógicas y crímenes en serie”, en el simposio
“Wittgenstein: mares de lenguaje”.
La conferencia
comienza con un análisis de “La muerte y la brújula”, cuento de Jorge Luis
Borges publicado a mediados de la década de 1940. “Se trata de una obra
fundacional para la litera policial en Argentina. Pero toma más que nada la
idea de la serie. En el relato de Borges hay una serie de crímenes vinculados
con los puntos cardinales de la ciudad y hay una continuación que lleva al
detective a descubrir el lugar donde se va a cometer el cuarto crimen. Lo tomo
como un punto de partida para demostrar el comportamiento de las series lógicas
y que no necesariamente tienen continuación única, que es justamente un
problema que trató Wittgenstein de diversas maneras”
Matemático además de
escritor, Martínez aborda el tema de las paradojas de las reglas, en lo que ha
profundizado el pensador austríaco: “El problema es que no hay unicidad en la
continuación de una serie lógica. Es un problema que Wittgenstein trató de
explicar cómo se resuelve, porque que afecta al modo en el que aprendemos, a
los tests de inteligencia, afecta la posibilidad de pensar en una lengua
perfecta, la posibilidad de enviar al espacio señales humanas que se
interpreten de la manera que pretendemos... hay todo un mundo de vinculaciones
relacionadas con esta cuestión”, remarcó.
Aquellos planteos
filosóficos se cristalizan en varias de las obras de Borges, un autor que se le
puso nombre y apellido a la novela negra cuando se la tenía como un género
menor de la literatura. Sobre la marcha que va tomando ese tipo de narrativa,
Martínez conversó con LA GACETA.,
¿Sigue siendo un género menor la novela policial?
De ninguna manera. El
género se ha desarrollado en varias vías posibles. En Latinoamérica, por
ejemplo, ha tomado mucha relevancia el narcocrimen, la pedofilia, la
vinculación entre la policía y el terrorismo de Estado... hay muchas variantes,
lo que cambia son los crímenes. Y también hay mucha cantidad, por lo que no
toda esa literatura va a encontrar su público, pero no por el género.
¿Y qué es lo que se conserva en la esencia del género?
Hay dos variantes muy
diferenciadas. Por un lado tenemos el género policial negro, que acompaña el
aquí y el ahora de las sociedades y que son casi testimoniales; y, por otro,
está la novela que a mí me interesa más escribir que es el policial de enigma,
el policial lógico, que no requiere tanto del aquí y el ahora. Yo creo que van
a sobrevivir las dos vertientes.
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