Entrevista publicada
con el título Guillermo Martínez: “Me interesa una literatura que tenga un pieen la realidad”, en Polvo, septiembre 2016.
Por Nando Varela
Pagliaro
Guillermo Martínez
acaba de publicar La razón literaria, un libro que reúne ensayos, artículos y
algunas conferencias que el autor de Crímenes imperceptibles dio en los últimos
años. Un mediodía de otoño, nos encontramos en un bar del barrio de Colegiales para
hablar del estado de la crítica, de los escritores de culto, de Borges como
tema inagotable y de las similitudes entre el tenis y la literatura, temas
alrededor de los cuales orbitan sus ensayos.
De algún modo La razón literaria es una continuación de
La fórmula de la inmortalidad. ¿Qué cambió de tu forma de ver y entender la
literatura desde aquel libro a éste?
Las ideas y los
clichés que pongo en cuestión responden a una línea que desde lo académico baja
a los suplementos culturales, pero que no necesariamente está en discusión de
forma horizontal en la literatura argentina. Sobre todo, a partir de la
aparición de muchas editoriales independientes y del surgimiento de otras
maneras de comunicarse entre los escritores y sus lectores. Ya no hay tanta mediación
de la crítica dominante con respecto a lo que se hace y a cómo se valora lo que
se hace. Han surgido otros modos de
validación y otros modos de intervención, lo que hizo que hoy los suplementos
culturales hayan perdido algo de fuerza y centralidad.
Esos cambios que nombrás, ¿te parecen positivos o
negativos?
En algunos casos
positivos, porque hay una mayor libertad, tanto para escribir en cualquiera de
las estéticas que se elijan como para publicar. En otro sentido, extraño algo
que tiene que ver con la formación literaria o la posibilidad de cotejar
estéticas en base a lo que lecturas anteriores conectan con lo que se hace
ahora. Me parece que se perdió ese vínculo. Ahora no necesariamente lo que se
escribe lleva en sí una reflexión literaria sobre lo que ya está hecho en tal o
cual campo. Muchas veces, cuando uno lee parece como si fuera una literatura de
circunstancia, una literatura confesional, muy ligada al aquí y ahora, y a mí
me interesa más la forma en que la literatura se conecta con lo que se ha hecho
anteriormente.
En algún punto, ¿no es bueno olvidarse de la tradición a
la hora de escribir?