Conferencia
en el Congreso Gombrowicz
Sábado
9 de agosto de 2014.
Biblioteca Nacional, Buenos Aires.
Biblioteca Nacional, Buenos Aires.
Fuerza Debilidad
Claridad Oscuridad
Método
Caos
Triunfo
Derrota
¡Qué próximas resultan estas dos
letanías, como dos hermanas!
Quiero
empezar mi exposición con una cita típicamente modesta de Gombrowicz (y ya en
sí misma un buen ejemplo de la dialéctica de la cantidad y la calidad):
Finalmente tengo que formular
(pues veo que nadie lo hará en mi lugar) el problema fundamental de nuestro
tiempo, aquel que domina por entero toda la episteme occidental. No es el problema de la Historia, ni el de
la Existencia, ni el de la Praxis, o de la Estructura, o del Cogito, o del
Siquismo, ni ninguno de los otros problemas que han ocupado el campo de nuestra
visión. El problema capital es:
CUANTA MÁS INTELIGENCIA, MÁS ESTUPIDEZ
De Diario (1953-1969), pág. 815
No se trata solamente de una humorada; Gombrowicz argumenta con agudeza que esto es
así, porque “no hay un lenguaje para expresar su ignorancia”, y por lo tanto,
“deben expresar siempre y exclusivamente su conocimiento, su “dominio de la
materia””. Y todavía agrega: “Cuando se sientan en el estrado y toman la
palabra, la suerte está echada: tienen que saber, no pueden no saber o saber
más o menos, no pueden indicar, ni siquiera con un gesto, con un guiño, que su
conocimiento está lleno de lagunas y es muy aproximado...
Desde el campo de todas las discusiones que
absorben la episteme occidental, no llegará una sola voz que empiece por
“no sé exactamente...., no conozco...., no lo he leído a fondo..., quién
pudiera recordarlo todo..., no hay tiempo para leer..., sé algo pero no muy
bien...” Y sin embargo, ¡habría que comenzar por ahí!”
De Diario (1953-1969), pág. 817
De manera que sentado ocasionalmente en este
estrado me apuro a declarar:
No sé exactamente
No lo he leído a fondo
Sé algo pero no muy bien
O, más precisamente: aquí hay algo de lo que
encontré (mucho más de lo que hubiera imaginado) al recorrer la obra de
Gombrowicz con esta clave dialéctica.
INTRODUCCIÓN. LA DIALÉCTICA / MUCHAS DIALÉCTICAS
¿A qué me refiero exactamente al hablar de
dialéctica? Después de todo, como muestra Fredric Jameson en el primer capítulo
de su libro Valencias de la dialéctica,
no hay “una” dialéctica sino varias, entre ellas:
La dialéctica como forma o método de pensamiento. (Ya presente en Aristóteles y
la filosofía antigua)
La dialéctica como sistema filosófico (materialismo dialéctico), con
sus leyes (Marx-Engels):
La ley de la transformación de la cantidad en cualidad
y viceversa.
La ley de la interpenetración de los opuestos.
La ley de la negación de la negación.
La dialéctica como movimiento de los conceptos (Hegel-Adorno):
Según Adorno (en Introducción a la dialéctica): “Un
método que se refiere a la manera del pensar, pero se diferencia al mismo
tiempo de otros métodos en la medida en que intenta una y otra vez no quedar
detenido.” Y también, en su tentativa de una definición: “un pensar que no se
conforma con el orden conceptual, sino que lleva a cabo el arte de corregir el
orden conceptual a través del ser de los objetos. Por un lado debería tratarse
de un procedimiento del pensar, que puede aprenderse, pero por el otro de
algo que ocurre en la cosa misma.”
En vez de intentar una definición que tome en cuenta
y abarque estas variantes, prefiero dar los rasgos principales con que aparece
el pensamiento de tipo dialéctico en la obra y en la argumentación de
Gombrowicz:
. La consideración (en su tensión) de pares de
opuestos (dialéctica de las oposiciones).
. El movimiento y transformación de un término en
su opuesto (lo no importante en importante, lo accidental en necesario,
la huída en acometida, la muerte natural en crimen).
. La contradicción que aparece y se manifiesta bajo
examen detenido: el ser inestable de todas las cosas.
. La contradicción en uno mismo: el espíritu de
contradicción.
. La transformación de cantidad en calidad, pero
también la degradación de la calidad por la cantidad.
. El principio de contradicción interna del
pensamiento y las cosas.
. La nostalgia de totalidad en la búsqueda de lo
que suprime cada afirmación y que aportan o restituyen los opuestos
dialécticos.
El resto
de mi exposición, a partir de aquí, es un recorrido por la obra de Gombrowicz a
través de una colección de citas donde aparecen distintas inflexiones de este
pensamiento dialéctico. Creo que la cantidad de ejemplos que pude encontrar (y
que ningún modo es una lista exhaustiva) prueba que la dialéctica no es un
rasgo meramente accidental o esporádico en el pensamiento de Gombrowicz, sino
un elemento constitutivo, insoslayable, tanto en la articulación de sus
reflexiones, como en sus procedimientos narrativos. Para mostrar hasta qué
punto esto es así, dividí las citas en las siguientes secciones:
La dialéctica en su pensamiento filosófico
La dialéctica en su concepción literaria
La dialéctica en su obra
Su variante personal de la dialéctica de la
cantidad y la calidad
La dialéctica en su crítica literaria
La dialéctica en su sensibilidad.
1. LA DIALÉCTICA EN EL PENSAMIENTO DE GOMBROWICZ
La dialéctica como pensamiento de época.
La idea no era seguramente nada que pudiera
asombrar a un intelectual moderno –sobre todo después de Hegel-, no era desde
luego descubrir las Américas, sino más bien una consecuencia natural de nuestro
pensamiento actual, que se inclina con tanta pasión hacia el movimiento y el
devenir, abandonando el mundo estático y determinado.
De Diario (1953-1969), pág. 354
Sobre el patriotismo. Espíritu de contradicción
Descubriremos a ese otro polaco cuando nos volvamos
contra nosotros mismos. De tal modo que el rasgo predominante de nuestro
desarrollo debería ser el espíritu de contradicción. Deberemos
abandonarnos a él durante muchos años, buscando en nosotros mismo precisamente
lo que no queremos y ante lo cual nos resistimos. ¿La Literatura? Deberíamos
tener una literatura justamente opuesta a la que se ha escrito hasta ahora,
tenemos que buscar un camino nuevo en oposición a Mickiewicz y a todos los
“reyes del espíritu”.
[...]
Pero lo más doloroso será atacar en sí mismo el
estilo polaco, la belleza polaca, crear una mitología y unas costumbres nuevas
cuya fuente estará en aquella otra mitad nuestra, el polo opuesto; ampliar y
enriquecer nuestra belleza de manera que el polaco pueda gustarse a sí mismo en
dos imágenes contradictorias: como el que es actualmente y como el que destruye
en sí mismo al que es.
De Diario (1953-1969), pág. 165
Sobre las preguntas absolutas.
No, no soy exigente. No pido respuestas a las
preguntas absolutas, en mi miseria me conformaría aunque fuera con un pedazo
dialéctico de la verdad, que engañaría momentáneamente el hambre.
De Diario (1953-1969), pág. 265
Sobre el existencialismo (dialéctica razón-vida,
agudeza-tontería)
Porque aquí la razón se encuentra cara a cara con
el mayor y más inaprensible de los escarnecedores, con la vida. La misma razón
ha descubierto y ha definido a este enemigo; podríase decir que han pensado
durante tanto tiempo que han acabado por inventar algo de lo que ya no pueden
pensar. Por eso, ante los productos de esta razón desnaturalizada, nos sentimos
avergonzados, ya que aquí, por la magia de no se sabe qué malicia o perversión
repugnante, la grandeza se convierte diabólicamente en una gran ridiculez, la
profundidad conduce al fondo de la impotencia, la agudeza da directamente en la
tontería y en el absurdo. ¡Y horrorizados vemos que todo esto, cuando más serio
es, tanto menos serio!
De Diario (1953-1969), pág. 270
Sobre su recorrido propio hacia
el pensamiento dialéctico
Pero, en este caso, ¿quizá me oponga al río del
proletariado agitado basándome en unas razones absurdas, como Dios o las
deducciones de la razón abstracta? No, esta roca desapareció de debajo de mis
pies, los absolutos se mezclaron con la materia y, en el movimiento dialéctico,
el pensamiento se volvió impuro, dependiente de la existencia.
De Diario (1953-1969), pág. 278
Dialéctica de la dialéctica en el comunismo
Un argumento perfecto y totalmente acorde con mi
concepción del hombre, ya que sé con seguridad –y he intentado miles de veces
expresar esta seguridad artísticamente- que la conciencia, el alma, el yo, son
la resultante de nuestra situación en el mundo y entre los hombres. Ésta es
probablemente la idea central del comunismo, que yo divido en dos puntos, ambos
convenientes. Primo, que el hombre es un ser plantado entre los hombres, es
decir, que de su postura ante el mundo decide su postura ante los hombres.
Secundo, que no nos podemos fiar de nosotros mismos, que lo único que puede
asegurarnos la personalidad es precisamente la más aguda conciencia de las
dependencias que la forman.
Pero, ahora, ¡atención! ¡Sorprendámosles con las
manos en la masa! Comprobemos las cartas con las que se juega..., y
descubriremos el insólito truco por el que toda esta dialéctica se convierte en
una trampa. Porque este pensamiento dialéctico y liberador se detiene justo a
las puertas del comunismo: se me permite poner en duda mis propias verdades
mientras estoy del lado del capitalismo; pero este mismo autocontrol debe
callar en el momento en que me encuentro en las filas de la revolución. Aquí la
dialéctica cede el paso al dogma, de repente, a causa de un giro asombroso, ese
mundo mío relativo, móvil, confuso, se convierte en un mundo estrictamente definido,
del que se sabe prácticamente todo, un mundo preciso. Hace un momento era
problemático –pero ellos me han hecho así sólo para que saliera más
fácilmente de mi piel-, ahora que estoy con ellos, debo volverme categórico.
De Diario (1953-1969), pág. 282
Dialéctica del hombre abstracto y del hombre
concreto
(Sobre las tentativas del hombre de salirse de sí
mismo: estética pura, estructuralismo puro, religión o marxismo)
El hecho de alcanzar los confines de lo humano
tiene que ser equilibrado de inmediato por una precipitada retirada a la
humanidad normal y a la mediocridad humana. Uno puede sumergirse en el abismo
humano, pero a condición de volver de nuevo a la superficie.
De Diario (1953-1969), pág. 807
Dialéctica de la conciencia pura
Y cosa curiosa, esta contradicción fundamental
(objetivismo-subjetivismo) se revela también cuando intentamos reflexionar
sobre qué es la conciencia en sí, la conciencia pura, porque justamente se
trata de eso, de que la conciencia siempre tiene que ser la conciencia de algo,
es correlativa; yo puedo tomar conciencia de la forma de esta mesa o del
movimiento de aquella vaca, pero la conciencia desligada del objeto es
inconcebible puesto que es justamente esto: la toma de conciencia de algo. Así
que en este caso el principio de identidad que dice que A es igual a A falla;
de nuevo topamos con una contradicción esencial de nuestro pensamiento...
De Diario (1953-1969), pág. 854
Dialéctica de ideas y realidad
Hitler, Hitler, Hitler... ¿De dónde habrá salido
Hitler? En la confusión de mi vida, en ese caos de acontecimientos, he
advertido desde hace tiempo cierta lógica en el desarrollo de las tramas.
Cuando una idea llega a ser dominante, empiezan a multiplicarse los hechos que
la nutren desde el exterior; es como si la realidad exterior comenzara a
colaborar con la interior.
De Diario (1953-1969), pág. 422
Dialéctica de las reglas
¡Modestia...! Me apresuro a preveniros que conozco
esta regla tanto en su aspecto mundano como en el moral. Pero ¿no ha dicho el
príncipe Ypsilanti que quienes saben que no se debe comer pescado con cuchillo
pueden comer pescado con cuchillo?
De Diario (1953-1969), pág. 603
2. LA DIALÉCTICA EN SU CONCEPCIÓN LITERARIA
Dialéctica entre concepto aristocrático y
democrático de la obra
Y, sin embargo, confío en que hoy en día haya lugar
en nosotros para una idea más personal y creativa del arte. En efecto, hemos
estado sometido sucesivamente a la influencia de dos conceptos: uno de ellos,
aristócrata, obliga al receptor a admirar algo que no puede ni sentir ni
comprender, mientras que el otro, proletario, obliga al creador a fabricar algo
que desprecia, que es inferior a él y que sólo puede servir a las gentes simples
y a los pobres de espíritu. La lucha entre estas dos escuelas enemigas tiene
lugar en nuestras propias carnes, y es tal la fuerza con que se destruyen
mutuamente, que se ha creado en nosotros un vacío; ¿lograremos algún día
escapar de ese baño purificados y capaces de llevar a cabo un acto creativo
propio y particular?
De Diario (1953-1969), pág. 51
Dialéctica del aristócrata y el plebeyo
Y mi juego le gustó precisamente porque revelaba la
sanguinaria, cruel y al mismo tiempo tan disimulada esencia de la aristocracia;
de modo que poco a poco se dejó atraer por este juego que por mi parte
consistía en acentuar cada vez más las diferencias entre nosotros; así, de una
forma imperceptible, logré despojar a esos aristócratas de todas sus máscaras,
dejarles al desnudo, hacer que la Aristocracia dejara de mantener oculta su
verdadera naturaleza.
[...]
Bah, si me arrodillo ante los príncipes, no es para
sucumbir ante ellos...
Arrodíllate, Ricardo, para ser superior
De Diario (1953-1969), pág. 84
Sobre Ferdydurke (pero también sobre Cosmos)
Dialéctica de lo casual y la forma
No voy a negar que exista la dependencia del
individuo en relación a su medio; pero lo que para mí es más importante,
artísticamente más creativo, psicológicamente más profundo, filosóficamente más
inquietante, es que el hombre también es creado por el individuo, por otra
persona. En un encuentro casual. A cada momento. Por el simple hecho de que yo
soy siempre “para otro”, calculado para ser visto por otro, de que puedo
existir de modo definido sólo para alguien y por alguien, y de que
existo, en tanto que forma, a través de otro. De manera que no se trata de que
un medio me imponga los convencionalismos, o como decía Marx, de que el hombre
sea producto de su clase social; se trata de mostrar el contacto del hombre con
el hombre y el carácter casual, directo y salvaje de este contacto, de
demostrar cómo de estos vínculos casuales nace la Forma, a menudo imprevista y
absurda.
De Diario (1953-1969), pág. 342
Dialéctica juventud-madurez. Sobre Pornografía
El mundo está escrito para dos voces. La juventud
completa la Plenitud con la No-plenitud: éste es su cometido genial. De esto
precisamente hablo en Pornografía.
Considero como uno de mis cometidos estéticos y
espirituales capitales encontrar un modo de tratar a la juventud más agudo y
más dramático del que es usual actualmente. ¡Empujarla hacia la madurez! (Es
decir, desvelar sus vínculos con la madurez.)
De Diario (1953-1969), pág. 557
Dialéctica valor-subvalor. Sobre Pornografía
La autenticidad y la inautenticidad de la vida me
resultan igualmente preciosas; mi antinomia está construida por un lado por el
Valor y por el otro por el Sub-valor... La Insuficiencia..., el
Subdesarrollo... Esto es mi aportación más importante, personal y específica.
La falta de seriedad es, en mi opinión tan importante para el hombre como la
seriedad. Si el filósofo dice que “el hombre quiere ser Dios”, yo añadiría: “el
hombre quisiere ser joven”.
Según mi juicio, uno de los instrumentos de esta
dialéctica Plenitud-No-plenitud, Valor-Sub-valor, son las diferentes edades del
hombre. Por eso atribuyo un papel tan inconmensurable y tan dramático a la edad
inicial, a la juventud. Y por eso mismo mi mundo está degradado: es como si
usted agarrara al Espíritu por el cogote y lo sumergiera en la ligereza, en la
inferioridad...
De Diario (1953-1969), pág. 563
Dialéctica de lo insignificante-significativo. Sobre Cosmos
Todavía en relación con Cosmos: de entre la
infinidad de fenómenos que me rodean, extraigo uno. Reparo, por ejemplo, en un
cenicero en mi mesa (el resto de los objetos de la mesa desaparecen en la
nada).
Si consigo justificar por qué me he fijado
justamente en el cenicero (“quería hacer caer la ceniza de mi cigarrillo”),
todo está en orden.
Si reparo en el cenicero por casualidad, sin
ninguna intención, pero no vuelvo a reparar más en él, también todo está en
orden.
Ahora bien, si tras haberte fijado en este fenómeno
insignificante, vuelves a él por segunda vez... ¡maldición! ¿Por qué te has
fijado de nuevo en él si carece de importancia? Ah, ¿entonces es que significa
algo para ti, si has vuelto a él...? He aquí cómo, por el mismo hecho de
haberte detenido ilícitamente en este fenómeno un segundo más, el objeto ya
comienza a destacar, se carga de sentido... No, no (te defiendes), ¡es un
cenicero normal y corriente! -¿Normal y corriente? ¿Por qué te defiendes de él
si es normal y corriente?
He aquí cómo un fenómeno se convierte en una
obsesión.
De Diario (1953-1969), pág. 782
3. LA DIALÉCTICA EN SU OBRA
Dialéctica de lo casual y lo necesario
En Ferdydurke (1937)
4. Filifor forrado de niño (prefacio)
Por fin, ¿somos nosotros los que creamos la forma o
más bien es ella la que nos crea? Bah, bah, conocía hace años a un escritor al
cual, al comienzo de su carrera literaria, le salió un libro heroico en sumo
grado. Por pura casualidad, ya en sus primeras palabras golpeó la tecla
heroica, aunque hubiese podido igualmente empezar de modo escéptico o, por
ejemplo, lírico; pero las primeras frases le salieron heroicas, en vista de lo
cual, y teniendo en cuanta la armonía de la construcción, ya era imposible no intensificar
y graduar el heroísmo hasta el final.
[…]
En vano el desgraciado héroe de su heroísmo se
avergonzaba y se ocultaba, tratando de zafarse de esa partícula suya; la
partícula, tras haberlo agarrado bien, ya no quería soltarlo, y tuvo que
adaptarse a su partícula.
Dialéctica de la cantidad y la calidad
5. Filifor forrado de niño
Tuve, por ejemplo, una paciente enferma de timidez.
No pude curarla con audacia porque no la asimilaba, pero le apliqué una dosis
tan fuerte de timidez, que no la pudo aguantar. Y, como no pudo soportar la
timidez, se animó y volvióse de pronto locamente audaz.
Dialéctica del análisis y la síntesis. Dinero,
cantidad convertida en calidad. La lucha entre el analista y el profesor de
síntesis
Sólo después de colocados 97 zlotys advertimos los
primeros síntomas de extrañeza, y al llegar a 115 su mirada, que hasta ese
momento se posaba en el doctor Poklewski, en el docente y en mí, comenzó a
sintetizarse algo sobre el dinero.
Al llegar a cien mil, Filifor jadeaba pesadamente,
Anti-Filifor empezaba a inquietarse un poco y hasta ese momento heterogénea
cortesana consiguió cierta concentración, miraba, fascinada, el montón
creciente, que en rigor dejaba de ser montón; trató de contar, pero ya los
cálculos no le salían bien. la suma dejaba de ser suma, convertíase en algo
inabarcable, inconcebible, en algo superior a la suma, hacía estallar el
cerebro por su enormidad, como el firmamento.
Interpenetración de los
contrarios
11. Filimor forrado de niño
(prefacio)
Ver pág. 22: La tortura del desarrollo no
desarrollado, el dolor de la forma no formada. La analítica tortura de la
síntesis, y la sintética tortura del análisis.
La tortura de la espantosa interdependencia, del
mutuo debilitamiento, de la compenetración recíproca de todas las torturas y
todas las partes.
En Trasatlántico (1953)
Construcción del personaje del Sr. Cieciszowski: la
negación permanente de lo que se afirma.
Creo que es el personaje más extraño que he
conocido en toda mi vida.
--No estoy tan loco como para opinar nada en estos
tiempos, o como para no opinar. Pero ya que te quedaste aquí, dirígete
enseguida a la Legación o no lo hagas. Preséntate allá o no te presentes,
porque es igual si te presentas que si no te presentas. Te podrás exponer o no
exponer a graves riesgos. (Pág. 16)
Construcción del personaje del Ministro Feliks
Kosiubidzki:
“El Ministro Feliks Kosiubidzki es uno de los
hombres más extraños con los que he tropezado en la vida (ver antes)”
“Un Gordito Delgado, un poco grueso; tenía también
la nariz Delgada y Gordita, el ojo turbio, los dedos Finos y Gorditos, y
también la pierna Delgada y Gordita un poco gruesa; tenía una bella calva como
de Bronce que cubría con una cabellera negra y rojiza.” (Pág. 21)
Comida
Me sirvió Cerveza Caliente; pero era cerveza y no
era cerveza, porque aunque Cerveza parecía condimentada con vino; y el Queso no
era Queso, porque aunque Queso parecía que no fuera Queso...
En Bakakai (1957)
Dialéctica de la huida transformada en acometida
“El banquete”
Y entonces el archigenio de aquel estadista se
reveló una vez más en todo su archipoder... en efecto, LA IGNOMINIOSA HUÍDA DEL
REY SE TRANSFORMÓ EN UNA CARGA DE INFANTERÍA, y ya no se sabía si EL REY HUÍA o
si EL REY DIRIGÍA EL ASALTO.
Dialéctica ficción realidad, conjetura versus
evidencia
“Crimen premeditado”
Con el resto de mis fuerzas confiaba en que mi
obstinación y perseverancia serían recompensadas, que mi pasión llegaría a dar
cuenta de la resistencia que se le oponía, con tanto empeño y tantas
expresiones faciales distintas que finalmente no pudiera ya la situación
mantenerse y que, al llegar al punto máximo, se resolviera de alguna manera y
diera nacimiento a algo, a algo ya no en el reino de la ficción, sino a algo
real.
4. SU VERSIÓN PERSONAL DE LA DIALÉCTICA DE LA
CANTIDAD Y LA CALIDAD
En Trasatlántico (1953)
Degradación de la calidad por la
cantidad
--Ah, sí, ¡la Biblioteca! –dijo Gonzalo-, la
Biblioteca; pero qué de problemas me da, qué de conflictos me produce. Contiene
las Obras más preciosas, las más veneradas, escritas por los máximos genios,
por los espíritus más selectos de la Humanidad; pero de qué me sirven, señores,
si se muerden, se muerden una a otra, y también, debido a su número excesivo se
devalúan, su excesiva abundancia las Abarata... (Pág. 103)
En Diario (1953-1969)
La calidad también se convierte
en cantidad
Pregunté al bibliotecario, el señor Gueri, un
modelo ideal de funcionario, vestido de negro, con cuello blanco y corbata, si
era capaz de decirme qué porcentaje de volúmenes de su biblioteca
multimilenaria estaba en circulación y qué otro descansaba en la paz eterna, requiescat
in pace. Me miró con desconfianza y me dio una respuesta evasiva. Pregunté
si el gobierno estaba ya preparando medidas para afrontar la llegada inminente
del desbordamiento total, cuando las bibliotecas hagan estallar las ciudades,
cuando haya que entregarles no sólo edificios, sino barrios enteros, cuando los
libros y las obras de arte acumulados inunden los campos y los bosques
desbordándose de las ciudad llenas hasta reventar.
-No olvidemos –añadí- que al mismo tiempo que la
cantidad se convierte en calidad, la calidad se transforma en cantidad... (Pág.
773)
Dialéctica de la cantidad y la
moral
Crítica a El hombre rebelde, de
Albert Camus
El acto más horripilante se vuelve fácil cuando el
camino que lo atraviesa es un camino ya abierto: así, en los campos de
concentración el camino hacia la muerte estaba ya tan allanado que el burgués
incapaz de matar una mosca en su casa asesinaba con facilidad a la gente. De
modo que lo que hoy en día nos consterna no es este o aquel problema, sino,
para decirlo de alguna manera, la disolución de los problemas en la masa
humana, su aniquilamiento bajo la acción de los hombres.
Yo mato porque tú matas. Tú y él y todos vosotros
torturáis, pues yo también torturo. Lo he matado porque vosotros me habríais
matado de no haberlo matado yo. Tales son la conjugación y la declinación de
nuestro tiempo. […] En todo el libro de Camus no encuentro esta sencilla verdad:
que el pecado es inversamente proporcional al número de gente que lo comete. (Pág. 74)
Dialéctica de la cantidad y la moral
Sobre los escarabajos en la playa
Yo, el gigante, inaccesible para él
por mi inmensidad, inmensidad que me hacía inexistente para él, contemplaba esa
agitación... y, tendiendo la mano, lo saqué de su suplicio. Se puso en camino
inmediatamente, devuelto en un segundo a la vida.
Apenas hube hecho esto, cuando vi un poco más lejos
un escarabajo idéntico, en una situación idéntica. Y también agitaba las
patitas. Yo no tenía ganas de moverme.... Pero ¿por qué salvar a uno y no a
otro? ¿Por qué aquél... cuando éste...? ¿Has hecho feliz a uno y el otro ha de
sufrir? Cogí una ramita, alargué la mano y lo salvé.
[...]
Pero sabía que aquello no podía
durar eternamente; al fin y al cabo no sólo esa playa, sino toda la costa,
hasta donde alcanzaba la vista, estaba sembrada de escarabajos, de modo que
tenía que llegar el momento en que diría “basta” y tenía que haber un primer
escarabajo al que no salvaría. Pero ¿cuál? ¿Cuál? ¿Cuál? A cada momento me
decía: “éste”, y lo salvaba sin poderme decidir a esa arbitrariedad terrible
casi abyecta, pues ¿por qué razón éste, por qué precisamente éste?
[...]
¡La cantidad! ¡La cantidad! Tuve que
renunciar a la justicia, a la moral y a la humanidad, porque me venció la
cantidad. (Pág. 382)
Dialéctica de la cantidad y la forma
Adoración del hombre cuando falta Dios
Para que esto sucediera sólo deberías reparar en
cierta característica de la humanidad que consiste en que ésta tiene que estar
formándose constantemente. Es como una ola compuesta de mil millones de
partículas caóticas, pero que a cada momento adopta una forma determinada.
Incluso en un pequeño grupo e personas conversando libremente advertiréis esa
necesidad de armonizarse en una u otra forma que se crea por casualidad e
independientemente de su voluntad, por la mera fuerza de una adaptación
mutua...; es como si todos juntos asignasen a cada uno por separado su lugar,
su “voz” en la orquesta. (Pág. 420)
Dialéctica del exceso en la desnudez
En Diario argentino
Gran sensualidad de la playa, pero como siempre
socavada, trunca... a derecha e izquierda muslos, pechos, espaldas, caderas,
pies de muchachas, mujeres sacadas de sus escondites y flexible armonía de los
muchachos. Pero el cuerpo mata al cuerpo, el cuerpo resta fuerza al cuerpo.
Estas desnudeces dejan de ser un fenómeno, se disuelven en su exceso; el sol,
la arena, el aire, las aniquilan y las convierten en algo ordinario. (Pág. 77)
5. LA DIALÉCTICA EN LA CRÍTICA
En Diario (1953-1969)
Crítica a Mascolo (Dionys Mascolo: Le
communisme. Relation et communication ou la dialectique
des valeurs et des besoins)
¿Dónde estamos, pues? ¿En el país de la fuerza, de
la luz, de la precisión, o bien en el sucio reino de la insuficiencia?
Fuerza
Debilidad
Claridad
Oscuridad
Método
Caos
Triunfo
Derrota
¡Qué próximas resultan estas dos letanías, como dos
hermanas! Y lo que extraña e inquieta aún más es que es por el exceso de virtud
que el pensamiento se precipita en el pecado. Resulta estúpido por el exceso de
sabiduría. Débil por el exceso de fuerza. Oscuro porque desea demasiado la
claridad. (Pág. 134)
Crítica a Proust
Lo admiramos porque detrás de ese Proust
contaminado, raro, descubrimos la desnudez de su humanidad, la verdad de sus
sufrimientos y la fuerza de su sinceridad. Pero, ¡ay!, cuando examinamos mejor
volvemos a descubrir detrás de la desnudez a Proust en bata, en frac o en
camisón junto con todos los accesorios, la cama, las medicinas, los bibelots.
Es un juego a la gallina ciega. No se sabe aquí qué es lo definitivo, si la desnudez
o la vida, la enfermedad o la salud, la histeria o la fuerza. Por eso Proust es
un poco de todo, profundidad y superficie, originalidad y banalidad,
perspicacia y candor... cínico e ingenuo, exquisito y de mal gusto, hábil y
torpe, entretenido y estudioso, ligero y pesado. (Pág. 165)
6. DIALÉCTICA EN SU SENSIBILIDAD
Contradicciones
En Diario (1953-1969)
Estoy sentado, tranquilo, miro por la ventana,
observo a la mujer sentada frente a mí, de manos menudas y pecosas. Y al mismo
tiempo estoy allí, en el seno del universo. Todas las contradicciones se dan un
rendez-vous en mí: la calma y la locura, la sobriedad y la embriaguez,
la verdad y la patraña, la grandeza y la pequeñez. (Pág. 287)
Dialéctica de lo accidental y lo
dominante
Tomaba un café, comía unos croissants. Y algo más.
Cuando el camarero se acercó para preguntar qué deseaba, su mano pendía,
silenciosa, encogida, secreta –y desocupada- hasta que, sin saber en qué
pensar, pensé en un arbusto que había estado observando un día en no sé qué
estación, desde la ventanilla de un tren. Esa mano me asaltó de repente en el
silencio que se interpuso entre nosotros...
[...]
10:45 hs. (en casa)
La mano del camarero había desaparecido y ya no
estaba allí. Pero de pronto una idea de Nietzche volvió a inyectarle una dosis
de existencia majestuosa.
[...]
¿Qué hará ella allí, mientras yo estoy aquí?
11:30 hs
Si yo no volviera a la mano del camarero, ésta se
disiparía con facilidad en la nada... Pero ahora volverá a mí porque yo he vuelto
a ella. (Pág. 506)
Sobre París y sus habitantes
Pero yo diría que se ha producido una especie de
doloroso equívoco entre la ciudad y sus habitantes, y es que a ellos este genio
se les transforma en antigenio, diríase que la propia audacia les intimida, el
valor les asusta, la rebeldía les hace pusilánimes, la originalidad les empuja
hacia la mediocridad..., y se ocupan de su Espíritu como unos mozos de sus
vacas, a las que sólo hay que limpiar, ordeñar e ir luego a vender la leche...
París es un palacio, pero los parisinos me dan la sensación de ser sólo el
servicio palaciego...
Sobre el Jardín de las Tullerías
[...] a la luz de la noche me vi rodeado por la
desnudez de esas estatuas, una desnudez mullida y sinuosa, elástica y flexible,
ágil, fina y delgada..., sólo que de piedra, petrificada en frío; una paradoja,
lo confieso, porque el movimiento era inmóvil, la vida estaba muerta, la
molicie era dura, el calor, frío y todo eso vivía mortalmente en plena noche
lunar... Me pregunté qué prodigio era ése, qué paradoja... pero la paradoja se
hinchaba y se intensificaba superándose a sí misma..., y pensé que era mejor no
quedarme mucho tiempo en esa paradoja, entre las estatuas, y que era mejor
marcharse... (Pág. 713)
Dialéctica vida-muerte
En Diario argentino
En los senderos que parten de la falda existe un
límite donde terminan las luces de las casas y hoteles y empieza la oscuridad
del espacio, quebrado en montículos, un espacio enano, como inválido y
envilecido. A ese límite lo llamé, por Conrad, “La línea de la sombra”, y
cuando por las noches lo atravesaba, dirigiéndome a Valle Hermoso, sabía que
entraba en la muerte, una muerte delicada, insignificante y lenta, pero en todo
caso una agonía... y que yo mismo era el envejecimiento, una muerte viva, que
imitaba a la vida, que todavía andaba, hablaba, hasta se divertía, pero que en
realidad sólo era vital por ser la realización gradual de la muerte. (Pág. 52)
Dialéctica de lo
insignificante-significativo
En Diario (1953-1969)
Conferencia en Santiago del Estero
Mientras tanto el indio (pues tenía mucho de esta
sangre) me servía el agua con el gesto esmerado del esclavo, con sus manos
llamadas a servir y desprovistas de orgullo, desprovistas también de
importancia. La explosión de esas manos silenciosas era tanto más terrible
cuanto más silenciosas eran... porque ese chango, como todo sirviente, era quantité
négligeable, era “aire”, pero precisamente por eso mismo, por su
insignificancia, ¡se volvía un fenómeno de otro registro, aplastante en su
marginalidad! Su no-importancia, lanzada fuera del paréntesis, allá, fuera del
paréntesis, ¡se volvía importante! (Pág. 720)
Finalmente, quiero terminar con una última cita,
una verdadera declaración de principios, sólo en parte irónica, sobre lo que
Gombrowicz consideraba su “misión histórica”:
Desgraciadamente se repite la vieja historia de los
tiempos en que la derecha veía en mí un “bolchevique”, mientras que para la
izquierda yo era un anacronismo insoportable. Pero de alguna manera veo en ello
mi misión histórica: ah, entrar en París con desenvoltura ingenua, como un
conservador-iconoclasta, un terrateniente-vanguardista, un izquierdista de
derechas, un derechista de izquierdas, un sármata argentino, un plebeyo
aristócrata, un artista antiartístico, un maduro inmaduro, un anarquista
disciplinado, artificialmente sincero, sinceramente artificial. Eso os hará
bien... ¡y también a mí!
De Diario (1953-1969), pág. 775
Bibliografía
Adorno, Theodor W., Introducción a la dialéctica
(Eterna Cadencia, 2013)
Gombrowicz, Witold, Ferdydurke
(Seix Barral, 2003)
Gombrowicz, Witold, Diario (1953-1969) (Seix
Barral, 2011)
Gombrowicz, Witold, Trasatlántico (Anagrama,
1986)
Gombrowicz, Witold, Bakakai (Tusquets, 2000)
Gombrowicz, Witold, Diario argentino (Adriana
Hidalgo, 2006)
Gombrowicz, Witold, Pornografía (La
seducción) (Seix Barral, 1982)
Jameson, Fredric, Valencias de la dialéctica (Eterna
Cadencia, 2013)
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