Acerca del escritor y la matemática

Artículo de Daniel Mecca publicado en la revista El Otro, abril 2014.


Quienes hayan leído los cuentos de Jorge Luis Borges que teorizan sobre el infinito y el tiempo, o aquellos que se perdieron en los laberintos lógicos de Lewis Carroll o en la multiplicidad de nombres (heterónimos) del gran poeta portugués Fernando Pessoa, quizá sospechen el motivo de estas líneas. En estas páginas se tratará de poner en escena que la matemática y la literatura -a simple vista dos regiones opuestas- mantienen una íntima relación sostenida en numerosos ejemplos y conceptos, y que la simbiosis entre ambas determina la creación de múltiples sentidos. Los teoremas y los verbos desembocan en la misma corriente histórica.
“Creo que la literatura y la matemática, como mecanismos de imaginación, son muy similares. El matemático imagina dentro de un mundo de objetos ideales y trata de encontrar cuáles son las conexiones de éstos dentro del mundo platónico”, me explicó hace unos años el escritor y doctor en Matemáticas Guillermo Martínez. Y agregó: “Y cuando las encuentran, lo escriben en un texto que se llama demostración, para que otros matemáticos puedan llegar a la misma conclusión”[1]. 

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Jorge Fernández Díaz sobre "Un mito familiar", de Julio G. Martínez

"Sentimientos encontrados", Radio Mitre, abril 2014.


Feria del Libro / 1 de mayo: Ficciones oscuras

La novela policial y el relato de horror
Mesa con Pablo de Santis y coordinación de Nino Ramella
Jueves 1 de Mayo / 20:30 hs. 
Feria del Libro
Sala J. Villafañe

Sobre Un examen muy difícil

Publicado en Verano 12, enero 2013.

El germen de “Un examen muy difícil” fue un chiste que contaba una jefa de trabajos prácticos en la Facultad de Exactas, cuando le tocaba explicar en las clases de Lógica la noción de tautología. Aunque en general es artificioso (y decepcionante) insertar un chiste en un cuento, en este caso me parecía que daba el marco justo, la clave de empatía, para el deslizamiento a ese mundo absurdo, pero aun así siniestro, que se abre paso en la historia, dentro de ese teatro de tensiones que es un aula llena de alumnos durante un examen final. El segundo elemento del cuento es una reflexión algo paranoica, pero no por eso menos vívida, a la que llegamos todos los que hemos dado clase durante muchos años: allí afuera hay miles de ex alumnos que nos conocen, y a los que no conocemos. Alumnos con cuentas pendientes y disfraces varios de adultos que acechan en la ciudad y nos señalan con el dedo.
Como en casi todos mis cuentos y novelas, hay un acorde autobiográfico algo falseado: yo fui, de otras maneras, el ayudante Petrinski y fui después el profesor de manos rugosas por la tiza. Yo tomaba, desde Ciudad Universitaria, el colectivo 37, que se inclinaba en las curvas de los lagos de Palermo. En cuanto a la alumna de las blusas desprendidas, por desgracia es ficticia.

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Sobre Déjà vu o Los reinos de la posición horizontal

Publicado en Verano 12, febrero 2014.

  Este cuento, como otros que escribí, tiene un primer acorde autobiográfico: tuve, en efecto, un abuelo colchonero que, si bien no llegó a llamarse a sí mismo el rey de la posición horizontal, tuvo alguna fama secreta por la manera en que probaba los colchones recién rellenados con las amas de casa de la época. Tuve también una abuela, muy querida y animosa, que, por una torsión sádica de la vejez, pasó largos años en esa otra posición horizontal que es la postración final en la cama de un geriátrico. La oposición entre el máximo frenesí del acto sexual y la máxima quietud de este último letargo es el tema principal del cuento. Un segundo elemento es el déjà vu, o las reminiscencias, esos recuerdos fulgurantes, indudables, como aerolitos de otra vida que irrumpe en esta. Los antiguos griegos los invocaban como prueba de una existencia pasada y, como se dice en el cuento, mutatis mutandis, quizá de otras futuras, una esperanza resbaladiza en el más allá. Leí la explicación científico-cerebral sobre estas reminiscencias en los libros de Oliver Sacks, pero preferí para el cuento la versión sardónica que hubiera dado ese humorista escéptico que era mi padre. El último elemento es el principio cartesiano, la regresión o descenso a una primera verdad segura e inamovible. En la vida real, mi abuela real, en esos últimos años de agonía, pronunciaba una única palabra con los ojos fuertemente cerrados, como si buscara a tientas ya en otro mundo: Hermana, hermana, hermana. Todo lo demás había desaparecido y en su propio descenso sólo le quedaba, como última titilación, el recuerdo de una hermana muerta en la primera infancia. 

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Presentación en Tecnópolis: Libros entrañables

Sábado 12 de abril / 16:30 hs.
Café Literario. Libros entrañables.
Conducción: Tom Lupo.
Entrevista sobre los libros que marcaron la vida del escritor.
Tecnópolis
Juan B. De La Salle 4341 – Arco Ejército Argentino 
(Sobre Colectora de Autopista General Paz)
 

Los siete locos, mesa sobre el Salón del Libro de París

Claudia Piñeiro, Ana María Shúa, Daniel Divinsky, Guillermo Martínez en un balance sobre el Salón del Libro de París. Conducción Cristina Mucci.
TV pública, abril 2014.


Entrevista Le Journal de Québec

Entrevista por Marie-France Bornais titulada Grands tourments dans un État du Sud, Le Journal de Québec, Canadá, abril 2014.

L’écrivain Guillermo Martinez, prodige maintes fois primé de la littérature argentine et docteur en mathématiques, raconte une truculente histoire entre un professeur d’université argentin et une étudiante à l’orientation sexuelle indécise dans Moi aussi, j’ai eu une petite amie bisexuelle.
 

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