Presentación de Una felicidad repulsiva
Martes 8 de octubre / 19 hs.
Dain Usina Cultural /Nicaragua 4899
El autor dialogará con Alejandra Laurencich y Carlos Chernov
Entrada libre
Entrevista Comunidad EL PAIS
Entrevista por Carlos Roberto Morán publicada en Comunidad El país con el título La conjetura, el sexo y la muerte, septiembre 2013
Desde “Infierno grande”, libro de 1989, el reconocido escritor argentino Guillermo Martínez no publicaba libros de cuentos. Luego de una serie de exitosas novelas, vuelve ahora al género con “Una felicidad repulsiva” y, por suerte, tanta espera se ha visto recompensada porque estamos ante un libro de alta calidad literaria.
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Desde “Infierno grande”, libro de 1989, el reconocido escritor argentino Guillermo Martínez no publicaba libros de cuentos. Luego de una serie de exitosas novelas, vuelve ahora al género con “Una felicidad repulsiva” y, por suerte, tanta espera se ha visto recompensada porque estamos ante un libro de alta calidad literaria.
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Unos ojos fatigados
Cuento incluido en Una felicidad repulsiva y publicado en la revista Ñ, septiembre 2013.
El hombre que me
abre la puerta es viejo, aunque no de los más viejos que me han tocado. Tiene
unos ojos fatigados, con esa fragilidad algo acuosa de la edad, pero la mirada
es lúcida, casi hiriente, y sus maneras son dignas y calmas. Cierra la puerta y
se mueve con lentitud de regreso a su sillón, como si fuera un trayecto
peligroso en el que tuviera que poner sumo cuidado; sólo cuando logra sentarse
me indica otro sillón enfrente de él. Se sirve un vasito de licor de una
botella facetada con una mano que tiembla ligeramente. Un Parkinson todavía
controlable.
El familiar ajeno y lo siniestro en los cuentos de Guillermo Martínez
Nota publicada en Télam, septiembre 2013.
Por Carlos Aletto
Una felicidad repulsiva recupera desde la mirada de Guillermo Martínez lo
mejor de la cuentística argentina, esa que puede remontarse a Eduardo Holmberg
(en el siglo XIX) y continúa en Julio Cortázar, Abelardo Castillo y Jorge Luis
Borges.
El
cuento como género, cristalizado en los relatos de Poe (y que en la literatura
argentina nace de alguna manera particular con “El Matadero”), es desplazado
por la novela en el mundo editorial actual, a pesar de que los autores
canónicos de nuestra literatura se destacaron más por la perfección de los
primeros que por sus narraciones más extensas.
Martínez (1962) apuesta a este género y en una conversación con Télam explica que casi todas sus historias se le “aparecen bajo la forma de cuentos. En general, ese vislumbre inicial ya incluye el final”, puesto que “siempre me interesa alguna clase de revelación que sea inesperada para el lector”. Y agrega: “Esto no significa necesariamente un final sorpresivo, pero sí un nuevo sentido que sólo se alcanza al llegar al final, por eso me interesa también el suspenso como elemento narrativo, la acumulación en atmósfera y tensión.”
Martínez (1962) apuesta a este género y en una conversación con Télam explica que casi todas sus historias se le “aparecen bajo la forma de cuentos. En general, ese vislumbre inicial ya incluye el final”, puesto que “siempre me interesa alguna clase de revelación que sea inesperada para el lector”. Y agrega: “Esto no significa necesariamente un final sorpresivo, pero sí un nuevo sentido que sólo se alcanza al llegar al final, por eso me interesa también el suspenso como elemento narrativo, la acumulación en atmósfera y tensión.”
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