(junto con Liliana Heker), marzo 2013.
Taller express de cuento, abril 2013
Últimos días de inscripción
FUNDACIÓN TOMÁS ELOY MARTÍNEZ
Carlos Calvo 4319 P1, CABA.
Todos los miércoles de abril (del 3 al 24) a las 19 horas.
A cargo de Guillermo Martínez
Más info +
FUNDACIÓN TOMÁS ELOY MARTÍNEZ
Carlos Calvo 4319 P1, CABA.
Todos los miércoles de abril (del 3 al 24) a las 19 horas.
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Encuesta La Balandra: ¿Novela o cuento? ¿Qué es más difícil de escribir?
Publicado en Revista La Balandra, marzo 2013.
Creo que la dificultad principal del cuento antecede a la escritura, y es
la de encontrar una buena idea, una idea, como diría Bioy, que uno casi
tenga ganas de gritarla y a la vez, quiera resguardarla en secreto hasta
escribirla, como algo preciado, raro, del orden de los hallazgos. Esta idea,
muchas veces, ya es en sí misma, esencialmente, todo el cuento. El trabajo de
escritura será sólo -y nada menos- el de encontrar la mejor forma para que esa
idea irrumpa desde el texto y se revele con los mismos fulgores y
atractivos con que nos deslumbró por primera vez. El cuento, en este sentido,
depende mucho más de la originalidad y fuerza de la idea inicial.
Un padre escritor, revista Ñ
Publicado en revista Ñ, Clarín, con el título El legado de un mito familiar, marzo 2013.
Un
cliché demasiado extendido por el psicoanálisis nos quiere convencer de la
virtud o necesidad del parricidio en algún momento de la vida. También a la
crítica literaria le complace esta figura fácil –sin duda por el rastro de
sangre y la atracción de lo primitivo– y está dispuesta a creer con demasiada
rapidez que una generación escribe para matar a la anterior, y que el verdadero
objetivo, expuesto u oculto, de todo escritor joven será subirse al ring
(siempre el ring, nunca el tablero de ajedrez) para derribar a otro más viejo y
famoso. Sin embargo sabemos –y todos los días del Padre nos lo recuerdan sin
falta las revistas dominicales– que existen padres que legaron de por vida la
pasión de la música a sus hijos sin traumas severos ni reclamos indignados,
padres que saltan felices en las canchas agitando la misma camiseta con sus
hijos ya grandulones, y padres tenistas que educaron hijos tenistas que nunca
se pasaron al paddle. Que estos ejemplos alcancen para confesar que nunca quise
matar, ni aun simbólicamente, a mi padre escritor. Cuánto me gustaría que
estuviera vivo ahora.
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