Entrevista adn: Hoy responde

Publicada en adn, La Nación, 2012.
¿De qué se enorgullece?
De mi mujer, Marisol, y de mi hija Julia; de haber estudiado matemática y haber llegado a entender algunos teoremas profundos; de algunos libros que leí y de otros que escribí; de correr todavía en el tenis todas las pelotas.

¿De qué se arrepiente?
Del tiempo malgastado en minucias, de mi lentitud desesperante para avanzar en mis novelas, de haberme dejado llevar a veces demasiado tiempo por la inercia de la costumbre. Y de mil decisiones equivocadas, a las que, si pudiera pulsar rewind en el jardín de senderos que se bifurcan, seguramente cambiaría.


¿Qué le diría hoy a su primer amor?
Ya ves, crecí un poco, si volvemos a bailar ahora te llego más arriba del ombligo.

¿En qué lugar fue más feliz?
Aquí, en Buenos Aires.

¿Con qué personaje, vivo o muerto, le gustaría almorzar a solas?
Entrada, Kurt Gödel; plato principal, Henry James, y postre, Jennifer Connelly.

¿Qué hace con unos pesos que le sobran?
Regalos, libros, cenas, reuniones para amigos; nada muy exótico.

¿Con qué sueña más a menudo?
Con clases que tengo que dar y a las que llego tarde; con escuelas laberínticas donde me pierdo; con corredores de hoteles con filas de puertas interminables y ascensores imposibles; con sitios extranjeros donde se mezclan los idiomas; con la escalera caracol de madera de la antigua casa de mi abuela.

¿Cuáles son los tres libros que más ama?
De diferentes épocas: El gran Meaulnes , de Alain Fournier; Ficciones , de Borges; La lección del maestro , de Henry James.

¿Qué música y qué músicos prefiere?
Me gusta, en general, la música barroca (Vivaldi, Telemann, etc.), y luego Stravinsky, Dvorák. También el jazz, Gershwin, algunos tangos, Vinicius y la música brasileña, y por supuesto, los Beatles. Más acá, Green Day, Charly García, Mercedes Sosa, algo de Soda Stereo?

¿Cuál es su personaje de ficción favorito?
Casanova por sí mismo; creo que logró llevar a la práctica en Historia de mi vida algo que Rousseau postuló en sus Confesiones pero no cumplió del todo: mostrar a sus semejantes "un hombre en toda su verdad, que dice con igual franqueza lo bueno y lo malo y que puede mostrarse despreciable y vil, o generoso y sublime cuando lo ha sido".

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