Hay
una clase invariable de personaje al que la Feria del Libro atrae como un imán: el
que se viste, hace la cola y paga una entrada para ir a insultar a
cualquiera que ocupa un lugar en una mesa.
Hace unos años presentábamos con Gustavo Piñeiro nuestro libro Gödel (para todos) junto al ex rector de
la UBA Guillermo Jaim Etcheverry. Apenas mencioné en mi introducción el nombre
de Gödel escuché que me interrumpían airadamente y vi, en una de las sillas
junto a un pasillo, a un hombre de unos sesenta años que protestaba
porque yo no había dado ningún dato biográfico sobre Gödel. Traté de explicarle
que nuestro libro no era una biografía pero esto pareció indignarlo más, y como
si ya hubiera acabado conmigo pasó de pronto a increpar directamente a Jaim Etcheverry,
en voz cada vez más alta, por supuestas cuestiones pendientes durante su
gestión.