Sobre la originalidad. Fragmento de una entrevista para Novena, con Fernando Medina (Uruguay) - Julio 2017
Al escuchar el nombre
de Guillermo Martínez, algunos lectores piensan: “ah sí, el que escribió Crímenes
imperceptibles”;
otros, más aguzados, “sí, claro, el que en realidad es científico, y escribió “Borges y la matemática”; y otros, acaso,
“¿quién? ¿Gustavo Martínez? ¿Guillermo Fernández?” Es claro que Martínez es un
gran escritor, ampliamente reconocido. Pero esas vaguedades, esos equívocos,
están ahí, y junto a la cuestión de su doble actividad, como escritor y como
matemático, y a otra cuestión, más delicada, la que surge de voces críticas que
declaran que Martínez es “el joven serio, un tradicionalista en realidad,
ese que no le soltó la mano a Borges”, me llevaron a iniciar mi conversación
con él planteándole justamente el problema, si cabe, de su identidad literaria.
Imagino que algunas de esas voces críticas te provocan, te llevan a
repensar o a subrayar tu propia idea de lo que hacés en literatura.
Por empezar, para mí
es claro que no soy un tradicionalista. Yo intento escribir, sí, con una mirada
hacia la tradición literaria, pero siempre para buscar algo diferente y algo
original. Esta es para mí una distinción crucial: a mí no me interesa lo nuevo
simplemente por lo nuevo, sino lo nuevo que se mide con algún grado de
profundidad con respecto a lo ya escrito. En ese sentido, ahí sí, reivindico la
mirada del científico. El científico siempre toma en cuenta lo que ya está
demostrado y probado en la historia de la ciencia, y aquello a lo que dedica su
tiempo y su pensamiento, aquello que publica tiene que ser un aporte
esencialmente diferente de lo que ya existe. Luego, también en literatura, hay
muchísimo que ya ha sido propuesto, tocado, ensayado, e indudablemente cuando
el escritor decide escribir sobre ciertos temas, contar ciertas historias,
tiene que conocer lo que ya ha sido hecho. Por decirte algo, yo no me puedo
poner a escribir una novela sobre ciegos sin saber que existe Informe sobre ciegos de Ernesto
Sábato.
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