Este libro
reúne artículos, ensayos, y la transcripción de algunas conferencias que di en
los últimos años. Al releerlos en conjunto para ordenarlos de algún modo pude
ver que se separaban con bastante naturalidad en las mismas secciones que
pensé para mi libro anterior de ensayos La
fórmula de la inmortalidad (lo
que me hizo pensar sobre las formas emboscadas en que uno se reencuentra a sí
mismo). Ya resignado a la repetición, volví a llamar a la primera sección Estado crítico, e incluí
artículos sobre los criterios de lectura, sobre cine y literatura,
y sobre algunos autores para mí imprescindibles y recurrentes como Henry James
y Witold Gombrowicz.
Hace ya más de una década publiqué el
ensayo Un ejercicio de esgrima,
en el que exponía mis desacuerdos sobre un discurso que se había vuelto
dominante y que se cristalizaba en clichés como el nuevo sentido común en la
crítica cultural argentina. Como sucede en cualquier polémica, ese artículo fue
leído por algunos de acuerdo a lo que se proponía decir, y por muchos otros
deliberadamente mal entendido y reducido a la caricatura, a la sospecha
psicoanalítica y a oposiciones burdas. Como soy incorregible, sostuve durante
estos años mi defecto de pensar diferente y en la sección Otros ejercicios de esgrima reuní varias otras de mis
discordancias.
En la tercera
sección, Literatura y ciencia,
incluí “Series lógicas y crímenes en serie”, la transcripción de una charla que
di para públicos muy diversos sobre las inesperadas implicancias de las series
lógicas en la filosofía, en el lenguaje, en la literatura. Y también el
artículo “Lo verdadero y lo demostrable”, en el que intento resumir lo
esencial sobre las ideas (en general distorsionadas) detrás de uno de los
fetiches de la posmodernidad: los teoremas de incompletitud de Gödel.
Aunque
pensaba que ya no escribiría más sobre Borges, los paulatinos aniversarios y
una incursión teórica en el género policial me hicieron volver una y otra vez a
él, y hay nuevamente en este libro un Capítulo
Borges.
Finalmente,
en la última sección, Primera
persona, incluí algunos artículos que escribí a pedido de distintos diarios
sobre mis propios libros y también en memoria de mi padre escritor.
Creo que esta recopilación completa el
ciclo de pensamientos sobre literatura que había iniciado en La fórmula de la inmortalidad y puede verse como su continuación en
el tiempo, con sus inevitables variaciones. Hay argumentos igualmente
atendibles para defender la fidelidad esencial a un modo de pensar o para
justificar los cambios copernicanos, los arrepentimientos y las mutaciones. En
el amor, en la política, en la moral privada, todos hemos acudido alguna vez a
unos y otros. Al mirar hacia atrás veo que no cambié mucho mis puntos de vista
sobre literatura, mis sospechas sobre los lugares comunes demasiado
establecidos, mis afirmaciones y rechazos. Ojalá sea el ahondamiento de
convicciones, en la búsqueda de una razón literaria propia, libre del deber ser
de una época, y no simple empecinamiento o la prolongación por inercia de
viejas equivocaciones.
Guillermo Martínez, Buenos
Aires, enero 2016