Conferencia en Paraná, junio 2014

Disertaciónde Guillermo Martínez sobre “Series lógicas y crímenes en serie”
A partir de un cuento de Borges, uno de los autores nacionales más reconocidos brindó una charla en Paraná invitado por la UADER, en el marco de la Semana de la Ciencia.

Conferencia en Paraná / 19 de junio

La Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) anuncia en Paraná una actividad que combina la ciencia y la cultura. Convocado por la Secretaría de Ciencia y Técnica, se presentará Guillermo Martínez, uno de los autores argentinos de mayor repercusión en los últimos años, y uno de los más traducidos en otros países.

A partir del cuento “La muerte y la brújula”, de Jorge Luis Borges, Martínez disertará sobre las series lógicas y las posibles maneras de continuarlas, abordando la paradoja de las reglas finitas de Wittgenstein y expondrá varias conclusiones en relación a los relatos de crímenes en serie, a los tests de inteligencia, al aprendizaje de una norma, a la cuestión de espíritu y letra de la ley, a la definición del azar, a la búsqueda de una lengua perfecta.

Conferencia “Series lógicas y crímenes en serie”
Jueves 19 de junio / 18:00 hs.
Federación Entrerriana de Entidades Mutuales (FEDEM)
Concordia 132 / Paraná, Entre Ríos
Entrada libre y gratuita

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Diez años de la edición española de "Crímenes imperceptibles" - "Los crímenes de Oxford"

Crímenes imperceptibles - Los crímenes de Oxford 
A diez años de la edición española un programa de radio revela nuevas hipótesis.
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Humanismo y Ciencia: las dos culturas

Ponencia en las jornadas Humanismo y Ciencias: las dos culturas, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, 2004.

Abstract
   Two examples of connections between literature and science are discussed. The first one is Jorge Luis Borges´ inspiration by mathematics for many of his fictions. The second one is an immersion of novelist David Lodge in the contemporary development of cognitive science, in order to outline the history of literary representations of consciousness in modern and contemporary narrative.

  En vez de embarcarme en una discusión quizá demasiado abstracta sobre las tensiones y convergencias entre las dos culturas yo prefiero señalar dos ejemplos muy concretos, dos puntos de coincidencia, de mutua inspiración, entre literatura y ciencia.

Presentación Feria del Libro en Hurlingham

Entrevista abierta en la Feria del Libro en Hurlingham
Sábado 7 de junio / 19 hs.
Estadio Municipal / Av. Pedro Díaz 1550
Hurlingham

Ser escritor y los problemas de definición

Publicado en Escritores del mundo, junio 2014.

   A la pregunta de qué significa ser escritor, el intento de definición se esfuerza (inútilmente) por recortar lo suficiente o identificar un rasgo que sugiera alguna clase de valor, más allá de la comprobación tautológica de una cantidad de páginas escritas. La palabra es a la vez profunda y trivial, y basta cambiar la entonación para que concurran distintas acepciones o jerarquías para desglosar. En la acepción más llana y democrática un escritor es, me parece, simplemente una persona que se ha dedicado con cierta consecuencia y al menos durante una parte de su vida a escribir. Cualquier otro requisito que se quiera imponer queda de inmediato bajo el fuego de contraejemplos. Por ejemplo: ¿Es necesario haber publicado algo? No: Lampedusa murió inédito (y le rechazaron el original de El gatopardo poco antes de su muerte). Kafka sólo publicó en vida unos pocos cuentos; entre nosotros Salvador Benesdra se suicidó sin ver publicada su única novela El traductor. Y también existe la categoría –cada vez más exótica- de los que acumulan manuscritos porque se limitan a escribir por amor al arte.
   ¿Es necesario haber escrito una cierta cantidad de libros? No: Rulfo y su obra mínima. Alain-Fournier, muerto en la guerra a los 27 años, que dejó  únicamente El gran Meaulnes, Margaret Mitchell, y su solitaria Lo que el viento se llevó, o Harper Lee, que sólo escribió Matar a un ruiseñor.
   ¿Es necesario haber escrito durante toda la vida, para recibirlo como título honorífico al final? No: Rimbaud, que desertó para siempre de la literatura a los diecinueve años. Ernesto Sabato, que primero abandonó la ciencia y después de su tercera novela, también la ficción. Vila-Matas escribió Bartleby y compañía, sobre, justamente, los escritores que en algún momento prefirieron ya no hacerlo. Y también están los intermitentes: Saramago, que publicó una primera novela de juventud y calló por veinte años hasta volver a escribir. Italo Svevo, que se desilusionó con sus primeros fracasos, abandonó la literatura por los negocios y retornó a escribir muy avanzado en la madurez.
   ¿Es necesario ser ungido por la academia? No: Borges, ignorado por nuestras facultades hasta 1965 y atacado durante muchos años más. ¿Es necesario tener el reconocimiento de lectores? No: Di Benedetto y su obra tanto tiempo no leída. ¿Es necesario haber sido publicado por un editor? No: otra vez Borges y tantos otros, que se publicaron a sí mismos el primer libro. ¿Es necesario tener alguna formación en particular? No: hay ejemplos de todos los oficios terrestres y Piglia, famosamente, porque quería ser escritor, decidió eludir la carrera de Letras.
   Ahora bien, más allá de esta acepción “democrática”, en los círculos literarios la palabra se usa como contraseña para distinguir niveles. Por ejemplo, en la expresión “Te puede gustar o no, pero es un escritor”. Aquí, “escritor” reconoce a quien tiene, además de libros publicados, algo nuevo o interesante para decir, un mundo propio, una voz personal que sobresale y se reconoce de algún modo. Entre estos dos extremos están todas las gradaciones posibles, que incluyen la que cada cual elige como definición para sí.

Respuesta completa a una entrevista de Ñ sobre ¿Qué significa ser escritor?


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El policial argentino por Jorge Lafforgue

Conferencia inaugural de las Jornadas Literatura y Cine Policial en la Argentina. Página 12, junio 2014.

La serie negra
Desde los años ’40 en adelante, la Argentina fue territorio propicio para el desarrollo del género detectivesco, sobre todo en su variante novela negra. Con el paso de los años, y una vez superada la discusión acerca de si constituían un género “menor”, los libros, y también muchos films, moldearon todo un imaginario nacional y una forma de narrar el terror y el autoritarismo de las dictaduras. En este texto (conferencia inaugural de las Primeras Jornadas de Literatura y Cine Policiales que se desarrollaron días atrás en el Museo del Libro y de la Lengua), Jorge Lafforgue repasa las variantes y avatares del género, de los tiempos clásicos hasta los neopoliciales del nuevo siglo.