Guillermo Martínez participó del Encuentro Córdoba
Mata durante la Feria del Libro de Córdoba y analizó las características del
género policial.
Por Lucía Céspedes. Estudiante ECI. Fotos Manuel Bomheker.
Egresado ECI.
Uno de los autores argentinos más traducidos en el
mundo, inició la entrevista con una explicación, como en todo buen policial. A
la manera de su admirado Hércules Poirot, pidió un té y activó las “pequeñas
células grises”. “La necesidad y maravilla de la solución es una de las claves
de por qué todavía seduce la novela policial. Cuando la solución emerge,
sentimos que no podía ser de otra manera, que esa es la verdadera explicación,
aunque no lo hubiéramos imaginado”, expresó.
Todo género literario tiene sus convenciones, que
más que lugares comunes podríamos llamar rituales. El policial, como uno de los
géneros más altamente ritualizados, genera ciertas expectativas entre los
lectores acerca del texto.
Martínez consideró que al final del relato, un
orden lógico distinto al que el lector venía manejando se impone, y todos los
hechos cobran sentido bajo una nueva luz. Por ello la novela policial establece
una relación muy particular con el lector, quien debe tener los elementos para
resolver por sí mismo el misterio. “El corazón del policial sigue siendo la
intriga, a pesar de que se vayan actualizando los escenarios. En otras novelas
el lector se deja seducir y convencer. En el policial hay un plano de desafío,
de leer contra el autor tratando de desenmascarar el truco”, dijo.
Sin embargo, confesó ser “bastante crédulo como
lector. No tiendo a hacer hipótesis. Me siento más en la situación del chico
que está admirando un juego de ilusionismo”.
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