Entrevista de Julieta Roffo titulada “En un relato de suspenso, el lenguaje debe implicar sutileza, claroscuros”, Clarín, octubre, 2013.
Se iba a llamar Los reinos de la posición horizontal pero, al final, quedó Una felicidad repulsiva.
Es que el primer nombre, que alude a la muerte, al sexo y a la cama
como escenario principal de esos dos mundos, le quedó “corto” a los diez
cuentos y la nouvelle que el escritor bahiense Guillermo Martínez
compila en su último libro, editado por Planeta y el número diez en su
obra. Además de sexo y de muerte, explica el autor, hay en medio de sus
textos “mundos bastante diferentes: aparece el retrato del grupo
familiar, un cuento como ‘El peluquero vendrá’ que toca el suceso
político al narrar el último día en la vida de una personalidad –León
Trotsky–, algo al borde de lo fantástico y algo así como el horror
contemporáneo, a la manera de Patricia Highsmith”. Ese horror asoma en
“Un gato muerto” y en “Una madre protectora”, la nouvelle de diez
capítulos que Martínez ya había publicado en una antología de cuento
psiquiátrico. Hay personajes que juegan al tenis y otros que se
especializan en ciencias exactas, dos actividades que caracterizan al
autor, que también es matemático. Pero al respecto aclara: “Siempre hay
algo así como un acorde autobiográfico, distorsionado; aparecen con más frecuencia los mundos que conozco, aunque parece algo mucho más cercano a mí de lo que en realidad es”.
Una felicidad repulsiva es la vuelta de Martínez al cuento después de transitar la novela y el ensayo: desde su primer libro, Infierno grande
–ese con el que ganó el premio del Fondo Nacional de las Artes en 1989–
no publicaba relatos cortos por fuera de antologías. Los “mundos
bastante diferentes” que integran su nuevo libro son atravesados por un
elemento –del que el autor disfruta como lector y como espectador de
cine– que late en cada una de las once historias: el suspenso.