Encuestra sobre la narrativa contemporánea del Caribe y del Cono Sur, 2011


(para las universidades de Gante y de Amberes, Bélgica)
Sobre el canon
¿Qué obras o autores siente como influencia, o por lo menos como presencia en su obra? ¿Siente su obra como argentina/universal/global? ¿Hay algún tipo de arraigo o de desarraigo al respecto?
Lo primero que diría es que en general la biblioteca de los escritores argentinos es una biblioteca cosmopolita, no es una biblioteca estrictamente argentina. Desde el principio, en la formación de cualquier escritor argentino conviven, en general, obras de la escritura universal, o de cierto recorte del universo, con obras argentinas. Mis influencias mayores han sido, por un lado, argentinos, Borges, Cortázar, en menor medida Roberto Arlt, Abelardo Castillo, Liliana Heker, una cantidad de cuentistas de la década de los sesenta, Isidoro Blaisten, Bernardo Kordon. Yo me formé como cuentista esencialmente. Y luego, en cuanto a escritores de la literatura universal, que leí a la par, autores como Ambrose Bierce, Henry James, los rusos: Tolstoi, Babel, Dostoievski, y un poco más tarde Thomas Mann, Proust, Lawrence Durrell... De todos ellos, Henry James es una presencia que se mantuvo a lo largo de toda mi vida como escritor. Es el único autor al que releo. También hay una cantidad de autores que leí en la adolescencia, como por ejemplo Ray Bradbury, autores de novelas policiales, la colección del Séptimo Círculo, una colección argentina muy famosa, donde Borges y Bioy Casares en principio seleccionaron de la novela negra norteamericana títulos muy buenos, entonces ahí también leí a Ross MacDonald, Nicholas Blake, y otros autores policiales. Esas serían algunas de las influencias.

Video: Lectura del cuento HELP ME! (inédito)

Lectura del cuento inédito HELP ME! en el Congreso Iberoamericano de Cultura, Mar del Plata, septiembre de 2011.
(Video)

El cuento fue publicado en la revista Orsai nro. 4 y puede leerse aquí.

Dodecálogo personal

Publicado en El malpensante, octubre 2011.

Variando apenas una ironía de Groussac, podríamos decir que el decálogo de escritor, como todo género literario,  tiene sus leyes inviolables y propias; la primera es que no se debe intentar. Reúno aquí de todos modos algunas frases que se convirtieron para mí en algo parecido a mandamientos íntimos, a los que atendí en distintos momentos. Observo que llegan a doce, pero no me decido a eliminar ninguna: me excuso en que no tengo preferencias supersticiosas por el sistema decimal.

Entrevista y cuento inédito en La Balandra

       Continúa en La Balandra nro. 1
http://www.la-balandra.com.ar/ (no aparece online)
Incluye también el cuento inédito
Una nueva versión sobre la aparición de la piedra negra en la Plaza de la Meca